En un humilde “touch and go” del tema (digno de un administrador-contador y no de un economista), vimos lo siguiente…
Para los neoclásicos, obtusos y pavotes por excelencia, la economía era la asignación de recursos escasos para fines múltiples, por lo que se centraron en los precios (Ej: tasa de interés como precio del dinero). Partiendo de esa base, con mucha formulita y teoría de por medio, estos “chicos bien” de siglos pasados, arribaron a la conclusión de que las fuentes de valor eran tres: la tierra, el capital y el trabajo (los conocidísimos “factores productivos”). Este enunciado, analizado desde el espacio temporal en el cual fue planteado, toma otro color. En el siglo XVIII, en los países desarrollados (Inglaterra al frente), había tres clases sociales: la aristocracia dueña de la tierra, la burguesía dueña del capital (o de las máquinas), y los trabajadores (los “giles” que trabajaban más de doce horas diarias).
Después vinieron Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx, quienes, barbudos y rebeldes, propusieron considerar al trabajo como única fuente de valor. La “teoría del valor” justamente se le atribuye a Marx, por ser quien oportunamente haya resuelto las trabas con las que se habían encontrado Smith y Ricardo. Para Carlitos, el contenido común a todas las mercancías era el trabajo. Por lo tanto, según el tocayo de Tévez, a más trabajo más valor. Cual Goycochea en el 90’ contra los italianos, Carlitos Marx se atajó de todas las potenciales críticas a su teoría con dos o tres puntos tirados de los pelos.
- A pesar de que sostiene que sólo el trabajo genera valor, dice que ese valor no será igual al trabajo individual/particular, sino al promedio socialmente necesario para producir y reproducir mercancías de esas características.
- Sostiene que el trabajo no ha de medirse por horas ni nada por el estilo, pues no es lo mismo el trabajo de un obrero que de un ingeniero, pues el segundo agrega más valor, y por lo tanto, se le paga más.
- La “plusvalía”, causal de la mayor parte de los males del mundo según el autor, es la razón por la cual el trabajo ha de agregar valor (para pagarle al capitalista).
Pero entonces…
¿Por qué agrega más valor la hora de trabajo de J. K. Rowling -autora del currazo fenomenal de Harry Potter- que la del humilde escritor de acá a la vuelta?; ¿Por qué, a mismo trabajo, capital y tierra, agrega más valor a la economía la producción de servicios que la industrial?; ¿cómo justifico que Australia haya agregada decenas de veces más valor que la Argentina a lo largo de su corta historia? o ¿Cómo justificamos el inimaginable valor agregado en economías de todo el mundo por entrepreneurs tecnológicos, carentes de toda educación formal, creadores de sitios web revolucionarios?
¿Mi opinión? Dos factores: creatividad e inyección de capital para que la idea se transforme en una realidad (ambos dejados de lado por la teoría marxista).
Por otro lado, el paradigma de la “plusvalía” como enriquecedor del capitalista y empobrecedor del proletario ya no es una realidad tajante sino una tendencia que poco a poco se va rompiendo (tendencia que espero se quiebre por completo en el idealizado futuro de mi “capitalismo utópico”): Analizando la historia de muchos casos empresariales exitosos de las últimas décadas veremos que el trabajo del emprendedor (no capitalista) termina siendo mejor pagado que la “plusvalía” generada para el socio inversor. ¿Cómo justificamos ésto con esta anticuada pero seductora teoría económica?
En base a lo anterior sostengo que ambas teorías pueden ser muy pintorescamente intelectuales, pero ambas estudian/teorizan sobre viejos estadios del capitalismo y han quedado considerablemente distanciadas de la realidad del sistema económico del siglo XXI.
He aquí mi teoría del valor…
En mi humilde opinión, valor se genera cuando actúan en conjunto cuatro factores económicos: Recursos naturales, trabajo, espíritu emprendedor y conocimiento o tecnología.
- Por recursos naturales entiendo a todo lo que “está” en la tierra sin intervención del hombre (algo así como el factor “tierra” para los neoclásicos, pero con un denominación posmoderna y pseudoecologista -sólo para molestar-).
- Por trabajo… ¿es necesario que me explaye sobre lo que es trabajar? Básicamente la inversión de nuestro tiempo.
- En cuanto al tercer factor me tomo el atrevimiento de hacer un comentario al respecto… El espíritu emprendedor no se limita a un sistema capitalista. Éste sólo se refiere a las ganas de encarar un proyecto innovador y potencialmente revolucionario. Querer cambiar la realidad mediante la organización del tiempo, el trabajo y los recursos propios y ajenos, en pos de un objetivo cuasi-utópico. El espíritu emprendedor produce (crea) y el trabajo reproduce (copia). Sintéticamente, para mí, el espíritu emprendedor es creatividad (pensar) más empuje (hacer). Dentro del sistema capitalista, el emprendedor resultará empresario; pero no por ser empresario resultará emprendedor. El empresario no emprendedor sí podría tomarse como representación del “capitalista” originalmente pensado por Marx.
- Finalmente, el cuarto factor que, en mi opinión, marca la diferencia es el conocimiento. Saber hacer las cosas que se quieren hacer. El crecimiento exponencial de ciertos países en desarrollo se debe a la conjunción de know-how y trabajo. Así que no podemos concebir un sistema de generación de valor sin este factor. Trabajo sin conocimiento es pérdida de tiempo y recursos naturales. Trabajo con conocimiento es creación exponencial de valor.
En cuanto al capital, éste no me parece un factor generador de valor ya que es, en sí, trabajo, espíritu emprendedor, conocimientos y recursos naturales. Una máquina industrial de 20 toneladas no es más que hierro, cobre y otros metales combinados con visión, empuje (espíritu emprendedor) y miles de horas de trabajo (desde el obrero que puso la última tuerca, pasando por el ingeniero que la diseñó –conocimiento mediante-).
Unas palabras finales…
Entonces… ¿Cuál es el secreto para generar valor? ¿Será quererlo con mucha fuerza? Según “The Secret” (película bolu-documental del 2006), hasta se puede hacer aparecer un elefante de tanta energía positiva. Así que… ¿Quién sabe? Capaz que sólo nos faltó tirarnos panza arriba, cervecita en mano, y querer con todas nuestras fuerzas generar más valor para nuestra hundida y putrefacta economía nacional.