Este post lo comenzaré con una confesión: ¡Soy vago! ¡Me tira la vagancia! Necesito auto-obligarme a HACER porque, de lo contrario, me encapsulo en el pensar (Referencia obligada: “Los invito a vivir en mi nube de pedos”).
Transpolando ese problema de la “vida misma” a este glorioso blog es que llegué a la situación en la cual tengo 116 ideas para posts pero ningún artículo escrito en su totalidad (y menos aún con la perspicacia y la coherencia que caracterizan al Cerdo Capitalista =P). ¡Tengo más ideas para nuevos posts que “papers” ya materializados y posteados! (sólo hay 87 entradas ya publicadas en el Cerdo). Algo así como todo lo contrario a lo que le pasa a mi maestro virtual del mundo blogger, Santiago Bilinkis, un tipo de armas tomar.
Todo esto viene a colación de que hoy, un domingo medio nublado de Noviembre, voy a escribir una breve anécdota que me quedó pendiente postear desde mis vacaciones veraniegas (¡en Febrero!).
El 13 de Febrero partí para el Noroeste argentino (NOA), que abarca montañas, valles, quebradas, sierras, yungas y altiplanicies por las provincias de Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán. Mi viaje (más que recomendado para todo argentino y no-argentino que quiera experimentar algo nuevo) involucró pasar por San Miguel de Tucumán, Tafí del Valle, Amaicha del Valle, Cafayate, Salta, Humahuaca, La Quiaca, Tilcara y San Salvador de Jujuy. Fueron dos semanas intensas, una de las cuales fueron una nueva experiencia: mis primeras vacaciones en solitario (sin amigos, novia, familia, etc.).
Todas las localidades por donde pasé tienen una combinación de paisajes naturales, costumbres, cultura y gente dignas de un centro turístico de máxima calidad a nivel mundial. ¡Pero hay algo que falla! Los niveles de pobreza son altísimos. La calidad de vida del común de la gente es bajísima. ¿Por qué?
En este viaje es que descubrí dos realidades: el espíritu emprendedor-empresarial en el norte argentino es un bien escasísimo, pero los que sí tienen ese espíritu de lucha con colmillos afilados y vista firme en el futuro, son unas fieras dignas de aplausos. ¡He allí el foco de este post: en esos pocos emprendedores que me crucé y me sorprendieron!
El sábado 20 de febrero de 2010 llegué a Humahuaca en busca del carnaval (desde Salta). Hasta ese momento venía reservando hostels por Internet con algo de anticipación, pero en este caso me la jugué sin reserva, por lo que al llegar a este nuevo destino entré a preguntarle a la gente por hospedaje. Por esas improbabilidades de la vida, le pregunto a una chica que estaba en el bar de la estación de micros y ésta no solo me recomienda un hostal sino que me dice que no me haga problemas que ya mismo estaba llamando a su marido para que me pase a buscar y me lleve al lugar (para que no me pierda). ¡Y todo por el mismo precio que venía pagando en otros lugares por hostels medio pelo!
El hostal resultó llamarse “La vasija” y sus dueños eran la misma pareja que poseía la concesión del bar de la terminal de micros. El espíritu servicial, la limpieza y la prolijidad del lugar me llamaron la atención: eran magníficos. Mi nivel de sorpresa bajó al poder cruzar un par de palabras con la dueña una mañana: ¡era tremenda emprendedora y se quería comer el mundo (con base en la puna jujeña)!
Después de Humahuaca, crucé a Bolivia para conocer (aunque sea un poquito más) a nuestros vecinos bolivianos, y terminé regresando por La Quiaca (donde me hospedé una noche nomás). Allí, en esa ciudad a 3450 metros de altitud, me volví a sorprender: ¡otra fiera emprendedora suelta en la puna jujeña!
Una noche fui a comer al restaurant-bar “La Negrita”: increíble atención en un lugar sorprendentemente bien puesto (un par de LCD’s pasando recitales, iluminación acorde, barra “a tono”… todo mantenía una línea, una idea, un concepto… un ejemplo para una clase de marketing en microempresas). El menú incluía pocos platos pero acordes y el “mozo” del lugar era fabulosamente atento, sin caer en la molestia o la pesadez.
Al respecto: Un primo español de mi madre tenía un restaurant de lujo en Madrid: atendía a los clientes más pudientes de la ciudad más grande y poblada de nuestra “patria grande”. Yo pude ver como su experiencia gastronómica lo convertía en una persona excelentemente servicial y atenta; ideal para desempeñarse en ese ámbito.
Volviendo al Noroeste Argentino, este pibe de “La Negrita” de La Quiaca no tenía nada que envidiarle al primo español de mi madre. Su restaurant no era ni una décima del otro, pero su potencial como emprendedor era más que evidente. Ante esta perspicaz conclusión que saqué mientras le entraba a un lomito completo con una Corona, me surgió la duda: este pibito era muy joven pero no podía ser mozo (y si lo era, no lo iba a ser por mucho tiempo). Por eso le pregunté: “¿Vos sos el dueño de acá?”. “Sí sí… ¿Cómo se dio cuenta?” me respondió. Esa noche me fui felicitándolo por la atención y dejándole una frase para que medite (=P): “Si seguís haciendo las cosas como las estás haciendo, cuando vuelva en unos años estoy seguro que vas a ser el dueño de la mitad de Jujuy”. ¡Y no le estaba mandando fruta!
Como bien dije antes, al pasar de Tucumán a Salta me sorprendí de la poca actitud emprendedora-empresarial que tenía la gente dueña de negocios: ¡cero! En cambio, estos dos ejemplos eran lo opuesto: más emprendedores que los muchachos que colman las aulas de la San Andrés o el IAE estudiando para después “hacer entrepreneurship”. ¡Grosos!
Desde aquí, un porteño los admira y les dice: “¡Sigan ese camino! ¡Mis más sentidas felicitaciones!”
¡Viva Jujuy! ¡Viva Argentina!
EL CERDO CAPITALISTA es el blog de un porteño llamado Santiago. De derecha en lo económico y de izquierda en lo social, aquí online desde marzo del 2008. Luchando contra la gilada y tratando de educar financieramente a las clases medias.
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Mi rombo de la inversión: ¿En qué invertir?
En un refrito financiero de “Mi teoría del anillo”, hoy voy a divagar sobre mi proceso de selección de activos. ¿Cómo elijo una inversión? ¿Qué tengo en cuenta? ¿Cómo y por qué decido/decidiré?
Tratando de esquematizar visualmente mis parámetros de elección llegué a la conclusión de que se podían expresar espectacularmente con un rombo y tan sólo cinco atributos: liquidez, riesgo, rentabilidad, trascendencia y moral.
No podemos pretender invertir en algo que nos deje un altísimo índice de rentabilidad con bajo riesgo, la posibilidad de convertir nuestra inversión en dinero en efectivo al instante y encima cambiar al mundo en el proceso. ¡Imposible!
Toda inversión (desde los commodities a los bonos pasando en medio por el negocio propio) tiene una relación inversamente proporcional entre rentabilidad y riesgo, trascendencia y liquidez o rentabilidad y liquidez.
No hay decisiones estúpidas en cuanto a inversiones se trate. Solamente es cuestión de prioridades. ¿Qué valorás más: seguridad o rentabilidad; liquidez o trascendencia; rentabilidad o liquidez? ¡Todo no se puede! Si querés sacarle un 25% de rentabilidad anual neta en dólares a tus dinerillos no podés pretender un bajo nivel de riesgo.
¡Todo es cuestión de prioridades!
• ¿Valorás al máximo la trascendencia y la rentabilidad? Invertí en acciones de alguna empresa revolucionaria que pueda llegar a cambiar al mundo o fundá tu propia compañía y cambiá al mundo por tu propia cuenta. ¡Los riesgos son altísimos y la liquidez es bajísima! Pero si lo lográs, no sólo te vas a enriquecer sino que vas a trascender.
• ¿Valorás al máximo la seguridad? Nunca jamás renuncies a tu empleo y comprate propiedades… muchas propiedades. Los inmuebles te rinden el 7% anual y son una de las inversiones menos líquidas y menos trascendentes que existen… ¡pero las más seguras! ¡Perder, a mediano y largo plazo, no vas a perder!
• ¿Valorás al máximo la liquidez? Comprá dólares y guardalos abajo del colchón. En el momento en que necesites gastarlos, sólo necesitarás de un par de horas para cambiarlos por pesos (o directamente convencer a quien sea de que te los acepte). Claramente con esta inversión vas a tener una rentabilidad negativa (pérdida del 2 a 3% anual por la inflación en dólares estadounidenses y no vas a cambiar absolutamente en nada a la realidad que te rodea). ¡100% liquidez!
• ¿Preferís rentabilidad y liquidez antes que trascendencia y seguridad? Invertí en acciones, obligaciones negociables o bonos y vas a lograr buena plata con una disponibilidad de convertirla en efectivo en tan sólo uno o dos días.
¿Cómo se posiciona dentro de esos cuatro atributos la moral? Desde mi punto de vista, vendría a funcionar como una vara (por debajo no podemos pasar pero, si pasamos por arriba, tampoco importa cuan arriba pasemos) o como un filtro. ¿Me fui al carajo te preguntarás? ¡No! Estoy tratando de llegar a un punto. Al realizar una inversión, sea cual fuera, influirá nuestro conjunto de valores personales. Si a mí me parece que fabricar cigarrillos es dañino para la sociedad, no podría invertir en una tabacalera. Si a mí me parece que el juego es un robo a las clases populares, no podría poner una agencia de quiniela. Sin embargo, no hay un conjunto de valores “correcto”. Tal como se dan los dos ejemplos anteriores, también habrá gente que defiende a las tabacaleras como modelo de libertad (donde la decisión última la tienen los consumidores: ¡y quieren contaminar sus cuerpos con cigarrillos!) o gente que crea que el juego en Argentina contribuye a la construcción de hospitales y escuelas, por lo que es moralmente excelente. ¡No hay “una” moral!
Ser capitalista al extremo no es sinónimo de ser un sorete al extremo. Esa es una confusión en la cual suelen caer socialistas simplistas y desinformados. Mezclan moral con capitalismo; como si una fuera la otra o ambas estuviesen indisolublemente relacionadas.
Yo, por ejemplo, me considero ultra-capitalista pero no me considero liberal (una cosa no es sinónimo de la otra); me considero ultra-capitalista pero no invertiría jamás en una tabacalera o en un negocio de drogas en Ámsterdam, me considero ultra-capitalista pero no haría un negocio cuyo modelo de subsistencia requiera la explotación de niños en Kazajstán, etc. ¡Quiero ganar dinero, pero no a cualquier precio! ¡No tiene nada que ver moral con capitalismo! (aclaración similar a la que realicé aquí sobre la diferenciación entre religión y moral).
Otro tema relacionado… ¡Terminemos con el bullshit de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE)! Las empresas no tienen moral; las personas son las que la tienen. Las empresas son reflejo de sus creadores y empleados. ¿Y qué es esa paparruchada de la RSE en tabacaleras? ¿WTF?
¡Llamemos a las cosas por su nombre! El RSE no existe: lo que hay es “marketing social”. ¡Y está buenísimo! Las acciones de “RSE” (marketing social) son excelentes: me parece mucho mejor invertir 10 millones de dólares en educación para chicos marginados (y que Coca-Cola se promocione, luego, como “socialmente responsable”) que en una campaña pavota en Facebook y en Twitter. ¡Pero llamemos a las cosas por su nombre! Una empresa se crea para ganar dinero, y sus dueños sabrán hasta qué punto están dispuestos a ir con tal de alcanzar dicho fin. ¡Las personas tienen moral y no las empresas!
Mi rombo de la inversión
¿Por qué valoro a la rentabilidad y a la trascendencia por sobre la liquidez y la seguridad?
¡Porque yo quiero cambiar el mundo! Pero también quiero que el mundo me transforme a mí a cambio. Quiero que mis contribuciones sean siempre parte de un intercambio, nunca parte de un regalo, un obsequio o una “benevolencia” (como ya expresé en mi polémico post “¿Por qué soy abominable?” yo sostengo que la caridad arrebata al hombre de su dignidad). La magia del capitalismo está en el intercambio: valor por valor se cambia (en cada intercambio sano las partes se dignifican).
Tratando de esquematizar visualmente mis parámetros de elección llegué a la conclusión de que se podían expresar espectacularmente con un rombo y tan sólo cinco atributos: liquidez, riesgo, rentabilidad, trascendencia y moral.
No podemos pretender invertir en algo que nos deje un altísimo índice de rentabilidad con bajo riesgo, la posibilidad de convertir nuestra inversión en dinero en efectivo al instante y encima cambiar al mundo en el proceso. ¡Imposible!
Toda inversión (desde los commodities a los bonos pasando en medio por el negocio propio) tiene una relación inversamente proporcional entre rentabilidad y riesgo, trascendencia y liquidez o rentabilidad y liquidez.
No hay decisiones estúpidas en cuanto a inversiones se trate. Solamente es cuestión de prioridades. ¿Qué valorás más: seguridad o rentabilidad; liquidez o trascendencia; rentabilidad o liquidez? ¡Todo no se puede! Si querés sacarle un 25% de rentabilidad anual neta en dólares a tus dinerillos no podés pretender un bajo nivel de riesgo.
¡Todo es cuestión de prioridades!
• ¿Valorás al máximo la trascendencia y la rentabilidad? Invertí en acciones de alguna empresa revolucionaria que pueda llegar a cambiar al mundo o fundá tu propia compañía y cambiá al mundo por tu propia cuenta. ¡Los riesgos son altísimos y la liquidez es bajísima! Pero si lo lográs, no sólo te vas a enriquecer sino que vas a trascender.
• ¿Valorás al máximo la seguridad? Nunca jamás renuncies a tu empleo y comprate propiedades… muchas propiedades. Los inmuebles te rinden el 7% anual y son una de las inversiones menos líquidas y menos trascendentes que existen… ¡pero las más seguras! ¡Perder, a mediano y largo plazo, no vas a perder!
• ¿Valorás al máximo la liquidez? Comprá dólares y guardalos abajo del colchón. En el momento en que necesites gastarlos, sólo necesitarás de un par de horas para cambiarlos por pesos (o directamente convencer a quien sea de que te los acepte). Claramente con esta inversión vas a tener una rentabilidad negativa (pérdida del 2 a 3% anual por la inflación en dólares estadounidenses y no vas a cambiar absolutamente en nada a la realidad que te rodea). ¡100% liquidez!
• ¿Preferís rentabilidad y liquidez antes que trascendencia y seguridad? Invertí en acciones, obligaciones negociables o bonos y vas a lograr buena plata con una disponibilidad de convertirla en efectivo en tan sólo uno o dos días.
¿Cómo se posiciona dentro de esos cuatro atributos la moral? Desde mi punto de vista, vendría a funcionar como una vara (por debajo no podemos pasar pero, si pasamos por arriba, tampoco importa cuan arriba pasemos) o como un filtro. ¿Me fui al carajo te preguntarás? ¡No! Estoy tratando de llegar a un punto. Al realizar una inversión, sea cual fuera, influirá nuestro conjunto de valores personales. Si a mí me parece que fabricar cigarrillos es dañino para la sociedad, no podría invertir en una tabacalera. Si a mí me parece que el juego es un robo a las clases populares, no podría poner una agencia de quiniela. Sin embargo, no hay un conjunto de valores “correcto”. Tal como se dan los dos ejemplos anteriores, también habrá gente que defiende a las tabacaleras como modelo de libertad (donde la decisión última la tienen los consumidores: ¡y quieren contaminar sus cuerpos con cigarrillos!) o gente que crea que el juego en Argentina contribuye a la construcción de hospitales y escuelas, por lo que es moralmente excelente. ¡No hay “una” moral!
Ser capitalista al extremo no es sinónimo de ser un sorete al extremo. Esa es una confusión en la cual suelen caer socialistas simplistas y desinformados. Mezclan moral con capitalismo; como si una fuera la otra o ambas estuviesen indisolublemente relacionadas.
Yo, por ejemplo, me considero ultra-capitalista pero no me considero liberal (una cosa no es sinónimo de la otra); me considero ultra-capitalista pero no invertiría jamás en una tabacalera o en un negocio de drogas en Ámsterdam, me considero ultra-capitalista pero no haría un negocio cuyo modelo de subsistencia requiera la explotación de niños en Kazajstán, etc. ¡Quiero ganar dinero, pero no a cualquier precio! ¡No tiene nada que ver moral con capitalismo! (aclaración similar a la que realicé aquí sobre la diferenciación entre religión y moral).
Otro tema relacionado… ¡Terminemos con el bullshit de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE)! Las empresas no tienen moral; las personas son las que la tienen. Las empresas son reflejo de sus creadores y empleados. ¿Y qué es esa paparruchada de la RSE en tabacaleras? ¿WTF?
¡Llamemos a las cosas por su nombre! El RSE no existe: lo que hay es “marketing social”. ¡Y está buenísimo! Las acciones de “RSE” (marketing social) son excelentes: me parece mucho mejor invertir 10 millones de dólares en educación para chicos marginados (y que Coca-Cola se promocione, luego, como “socialmente responsable”) que en una campaña pavota en Facebook y en Twitter. ¡Pero llamemos a las cosas por su nombre! Una empresa se crea para ganar dinero, y sus dueños sabrán hasta qué punto están dispuestos a ir con tal de alcanzar dicho fin. ¡Las personas tienen moral y no las empresas!
Mi rombo de la inversión
¿Por qué valoro a la rentabilidad y a la trascendencia por sobre la liquidez y la seguridad?
¡Porque yo quiero cambiar el mundo! Pero también quiero que el mundo me transforme a mí a cambio. Quiero que mis contribuciones sean siempre parte de un intercambio, nunca parte de un regalo, un obsequio o una “benevolencia” (como ya expresé en mi polémico post “¿Por qué soy abominable?” yo sostengo que la caridad arrebata al hombre de su dignidad). La magia del capitalismo está en el intercambio: valor por valor se cambia (en cada intercambio sano las partes se dignifican).
El Cerdo Capitalista: Bizarro, educativo, didáctico y latinoamericano
En mis locos surfeos en el mar del internet, me crucé por casualidad con Los Continentales: grupo musical de cumbia peruana que se formó en el ‘81 en la ciudad costeña de Lima, Perú (¡no pregunten como arribé a estos destinos exóticos!).
Escuchando la letra de su tema “El Medio Peso”, me pintó la motivación para hacer un poco de “reinforcement” sobre la importancia superlativa de la inversión como motor de desarrollo de nuestras deprimidísimas economías latinoamericanas.
La letra dice algo así: “Con medio peso compré una loba, y esa loba me dio un lobito. Ya tengo loba, tengo lobito… y todo eso con medio peso.”
¿A dónde va este post flashero pero simpaticón? ¡Está dirigido a vos pavote! ¡Sí a vos! Que estás estancado en un puesto laboral de bajos ingresos pero que, sin embargo, el mes pasado te compraste un 207 Compact Sedan con butacas deportivas, levantavidrios eléctricos y reproductor de Blu-ray incorporado. ¡Eso no te va a llevar a ningún lado! ¡Invertí antes de gastar! No sólo vas a tener muchísima más plata (y su relacionado nivel de vida) en un futuro de mediano y largo plazo, sino que te vas a sentir muchísimo más satisfecho con vos mismo. ¡Creá algo! ¡Invertí tus ahorros en tu creación! ¡Bancá a un amigo en su creación! ¡Participá como inversor en una empresa farmacéutica revolucionaria que estudia como curar el cáncer! ¡No seas pavote!
Por experiencia personal, sé a ciencia cierta que producir es más satisfactorio que consumir. ¿Y cuál es la mejor parte? Que si producís y te va bien, no sólo vas a quedarte con la satisfacción gigantesca de haber producido algo nuevo (que no hubiese existido si vos no hubiese pisado este planeta), sino que la sociedad te va a premiar con el dinero suficiente para comprar todo lo que en un pasado querías comprar ¡y mucho más!. Así que no sólo podrás disfrutar el enorme placer de producir, sino que también vas a disfrutar el pequeño placer de consumir. ¡No te vas a privar de nada! ¿Qué es lo único que hay que hacer entonces? Tener los huevos y la inteligencia (Balls & Brains) suficientes como para decir “¡No!” al bombardeo constante que te motiva al consumo inmediato y al despilfarro casi instantáneo de todos tus recursos.
¡Sigan gozando con los Continentales y todo su sabor! ¡Sí, sí, sí, sí! (¿?)
¡Viva Perú! ¡Viva Argentina! ¡Viva Latinoamérica!
Escuchando la letra de su tema “El Medio Peso”, me pintó la motivación para hacer un poco de “reinforcement” sobre la importancia superlativa de la inversión como motor de desarrollo de nuestras deprimidísimas economías latinoamericanas.
La letra dice algo así: “Con medio peso compré una loba, y esa loba me dio un lobito. Ya tengo loba, tengo lobito… y todo eso con medio peso.”
¿A dónde va este post flashero pero simpaticón? ¡Está dirigido a vos pavote! ¡Sí a vos! Que estás estancado en un puesto laboral de bajos ingresos pero que, sin embargo, el mes pasado te compraste un 207 Compact Sedan con butacas deportivas, levantavidrios eléctricos y reproductor de Blu-ray incorporado. ¡Eso no te va a llevar a ningún lado! ¡Invertí antes de gastar! No sólo vas a tener muchísima más plata (y su relacionado nivel de vida) en un futuro de mediano y largo plazo, sino que te vas a sentir muchísimo más satisfecho con vos mismo. ¡Creá algo! ¡Invertí tus ahorros en tu creación! ¡Bancá a un amigo en su creación! ¡Participá como inversor en una empresa farmacéutica revolucionaria que estudia como curar el cáncer! ¡No seas pavote!
Por experiencia personal, sé a ciencia cierta que producir es más satisfactorio que consumir. ¿Y cuál es la mejor parte? Que si producís y te va bien, no sólo vas a quedarte con la satisfacción gigantesca de haber producido algo nuevo (que no hubiese existido si vos no hubiese pisado este planeta), sino que la sociedad te va a premiar con el dinero suficiente para comprar todo lo que en un pasado querías comprar ¡y mucho más!. Así que no sólo podrás disfrutar el enorme placer de producir, sino que también vas a disfrutar el pequeño placer de consumir. ¡No te vas a privar de nada! ¿Qué es lo único que hay que hacer entonces? Tener los huevos y la inteligencia (Balls & Brains) suficientes como para decir “¡No!” al bombardeo constante que te motiva al consumo inmediato y al despilfarro casi instantáneo de todos tus recursos.
¡Sigan gozando con los Continentales y todo su sabor! ¡Sí, sí, sí, sí! (¿?)
¡Viva Perú! ¡Viva Argentina! ¡Viva Latinoamérica!
Los invito a vivir en mi “nube de pedo”
Siempre viví en una nube de pedo: en una especie de realidad paralela donde duendecillos verdes portadores de ideales se mezclan con paisajes posmodernistas verde esperanza. Si alguna vez te preguntaste qué podría salir de mezclar en una coctelera loca de ideas a los mundillos de la Matrix, The Pursuit of Happiness y Volver al Futuro con 500 centímetros cúbicos de ilusión; en este post encontrarás la respuesta.
Primero lo primero… Vivir en las nubes o ser habitante del poblado “nube de pedo” no tiene nada de malo; ¡lo malo es bajar! Y eso estoy experimentando justo ahora. Estoy de mudanza. Me estoy cayendo de la “nube terraza” a la “nube del anteúltimo piso” (un poco más cerca de la tierra donde vive la mayoría, pero aún lejos). ¡Y eso no es tan grave! Al terminar el colegio secundario vivía en la “nube pararrayos (por encima de la nube terraza)” y esa primera caída fue dolorosa aún. En otros posts detallaré sobre el impacto psicológico de bancarse el sopapo de la caída.
A pesar de todo lo anterior, no se hagan una mala idea… ¡Quédense tranquilos! Nunca me voy a caer de esta “nebulosa” (sólo cambio una choza por otra).
¿Qué ideas me trajeron a esta “nube de pedo”? He aquí algunas…
Primero lo primero… Vivir en las nubes o ser habitante del poblado “nube de pedo” no tiene nada de malo; ¡lo malo es bajar! Y eso estoy experimentando justo ahora. Estoy de mudanza. Me estoy cayendo de la “nube terraza” a la “nube del anteúltimo piso” (un poco más cerca de la tierra donde vive la mayoría, pero aún lejos). ¡Y eso no es tan grave! Al terminar el colegio secundario vivía en la “nube pararrayos (por encima de la nube terraza)” y esa primera caída fue dolorosa aún. En otros posts detallaré sobre el impacto psicológico de bancarse el sopapo de la caída.
A pesar de todo lo anterior, no se hagan una mala idea… ¡Quédense tranquilos! Nunca me voy a caer de esta “nebulosa” (sólo cambio una choza por otra).
¿Qué ideas me trajeron a esta “nube de pedo”? He aquí algunas…
- Creo que aún se puede cambiar el mundo para mejor.
- Creo que todos y cada uno de nosotros (independientemente de nuestras habilidades, destrezas, cualidades, etc.) nacemos para “grandes cosas”. Lamentablemente, en la “lucha de la vida”, varios pierden por knock-out perdiéndose la definición por puntos.
- Creo que cualquiera puede poner una empresa y “ser empresario” (por esto mismo me encantan las historias de “rags to riches”).
- Me parece que el mundo de hoy es mejor que el de ayer, que el siglo XXI es mejor que el XX, que la edad contemporánea ofrece más oportunidades y calidad de vida que períodos históricos anteriores, que hay menos pobres ahora que antes y que el proceso de mejora no terminó acá (sino que recién está comenzando… dado que, como todos sabemos, aún hoy la mitad de la población mundial sigue inmersa en la marginalidad y la pobreza extrema).
- Creo en la “gallina de los huevos de oro”: Una idea innovadora implementada a la perfección puede enriquecernos. Esto no quita que considere que una idea (por más buena que sea), si se queda en la etapa de idea no vale absolutamente nada (por lo que siempre que me cruzo con un soñador que esconde “grandes” ideas de negocio le trato de lavar la cabeza para que cambie su actitud de encierro en solitario).
- Creo que se puede “vivir de las inversiones” (alimentarse, tener acceso a la vivienda, a la salud, a la educación, a la comunicación y al transporte, a la seguridad, y al entretenimiento). Ser inversor de profesión es posible… ¡hasta en Latinoamérica!
- Creo que se puede romper el “statu quo” (tarde o temprano) en cualquier aspecto de la vida (individual y colectiva).
- Creo que todo se puede hacer mejor y más eficientemente, por lo que cuando veo un negocio que gana el 10% sobre el capital social, inmediatamente estoy visualizando formas en que ese porcentaje es susceptible de ser ¡¡duplicado!!
- Como detallé en algún post anterior, soy un boludo con expectativas irreales. Creo que todo se puede y que más es mejor, así que siempre me ilusiono en exceso.
El Cerdo Capitalista festeja su aniversario: 78 millones de segundos online
¿Por qué no festejar cuando a uno “le pinta”? En esta nueva entrega de la cocina del "Cerdo Capitalista" tiramos la casa por la ventana (¡hoy comienza un nuevo cambio radical en el Cerdo! ¡pronto se enterarán de las novedades sobre lo que viene!).
El Cerdo Capitalista cumplió 74.809.600 segundos online. Lo mismo sería asegurar que este humilde blog está publicando contenido online desde hace 1.300.320 minutos, 21.672 horas, 129 semanas (Aprox) u 903 días. Para decir lo mismo de otra forma, este blog estuvo en línea por 2 años, 5 meses y 20 días.
En este tiempo, publiqué 81 posts que sobrevivieron la “big cleaning of ‘09’”, donde eliminé más de la mitad de los posteos (todos los que no eran de mi autoría). Ante estos 81 pensamientos propios surgieron 109 respuestas en forma de comentarios.
Asimismo, durante su corta pero vital existencia “El Cerdo Capitalista” ha recibido visitas de 69 países diferentes siendo los invitados más significativos (en número) argentinos, mejicanos, españoles, colombianos y chilenos (en ese orden). Asimismo, ha recibido exóticas visitas desde Sri Lanka, Reunion, Malasia, Lebanon, Haití y Taiwán, entre otros. El último visitante extranjero en pisar esta bitácora vino desde Emiratos Árabes Unidos (sí, sí… ¡flashero destino!).
A lo largo de sus millones de segundos online, se han realizado 48.710 impresiones de esta bitácora, lo que equivale a 54 impresiones por día o a que un nuevo visitante arribó al “Cerdo Capitalista” cada 25 minutos (en promedio).
A su vez, se concretaron 278 clicks en publicidades comerciales generando un ingreso bruto total de 40 dólares con 79 centavos (¿me tocará impuesto a las ganancias cuando efectivamente cobre esta suculenta cifra?).
Recién en el año 2010 se empezaron a usar herramientas de social-media (tales como “Google Friend Connect” o “Networked Blogs”), pero en tan sólo unos meses se juntaron 16 seguidores en Blogger y 17 followers en Facebook (humildes cifras que van en aumento progresivo y constante).
Después de muchos momentos de emoción, la vida de este blog en Google se caracteriza, en la actualidad, por una home-page (firme) en un pagerank de 3 y por páginas interiores que varían alocadamente entre 0 y 2 de pagerank en el buscador de “Silicon Valley”.
Espero que les haya parecido interesante esta segunda entrega de la Cocina del Cerdo Capitalista.
El Cerdo Capitalista cumplió 74.809.600 segundos online. Lo mismo sería asegurar que este humilde blog está publicando contenido online desde hace 1.300.320 minutos, 21.672 horas, 129 semanas (Aprox) u 903 días. Para decir lo mismo de otra forma, este blog estuvo en línea por 2 años, 5 meses y 20 días.
En este tiempo, publiqué 81 posts que sobrevivieron la “big cleaning of ‘09’”, donde eliminé más de la mitad de los posteos (todos los que no eran de mi autoría). Ante estos 81 pensamientos propios surgieron 109 respuestas en forma de comentarios.
Asimismo, durante su corta pero vital existencia “El Cerdo Capitalista” ha recibido visitas de 69 países diferentes siendo los invitados más significativos (en número) argentinos, mejicanos, españoles, colombianos y chilenos (en ese orden). Asimismo, ha recibido exóticas visitas desde Sri Lanka, Reunion, Malasia, Lebanon, Haití y Taiwán, entre otros. El último visitante extranjero en pisar esta bitácora vino desde Emiratos Árabes Unidos (sí, sí… ¡flashero destino!).
A lo largo de sus millones de segundos online, se han realizado 48.710 impresiones de esta bitácora, lo que equivale a 54 impresiones por día o a que un nuevo visitante arribó al “Cerdo Capitalista” cada 25 minutos (en promedio).
A su vez, se concretaron 278 clicks en publicidades comerciales generando un ingreso bruto total de 40 dólares con 79 centavos (¿me tocará impuesto a las ganancias cuando efectivamente cobre esta suculenta cifra?).
Recién en el año 2010 se empezaron a usar herramientas de social-media (tales como “Google Friend Connect” o “Networked Blogs”), pero en tan sólo unos meses se juntaron 16 seguidores en Blogger y 17 followers en Facebook (humildes cifras que van en aumento progresivo y constante).
Después de muchos momentos de emoción, la vida de este blog en Google se caracteriza, en la actualidad, por una home-page (firme) en un pagerank de 3 y por páginas interiores que varían alocadamente entre 0 y 2 de pagerank en el buscador de “Silicon Valley”.
Espero que les haya parecido interesante esta segunda entrega de la Cocina del Cerdo Capitalista.
¿Por qué hay que hablar de ateísmo y religión?
Mucha gente cree que hablar de ateísmo o criticar la irracionalidad de las religiones es “faltarle el respeto” a los creyentes. Muchos otros sostienen que quienes arman discursos sobre su “no-creencia-en-deidades” lo hacen para sentirse superiores a los demás. Otros pocos creen que los ateos arderán en el infierno cual gays y divorciados. ¡Nada de eso es real! Y para desmitificar, ¡hay que hablar de ateísmo!
En Noruega, un país serio donde toda la gente tiene derecho a una educación digna, el 71% no cree en Dios ni en un “higher power”. A pesar de lo anterior, el 83% de los noruegos son registrados automáticamente al nacer como miembros de la “Iglesia Luterana Evangélica”. Sin embargo, al llegar a la adultez, tan sólo el 10% es practicante. ¡Imagínense lo que sucedería si no se le tratase de implantar la religión a la gente desde bebés!
Algo muy similar sucede en los demás países nórdicos: Finlandia, Islandia, Dinamarca y Suecia. Por lo tanto…
Primer hecho incuestionable (por la mera naturaleza de ser un hecho y no una idea): El nivel de educación en un país (desarrollado o subdesarrollado) es directamente proporcional al nivel de ateísmo en la población adulta general. ¡Esto no hay que malinterpretarlo! No quiere decir que todo el que cree en una deidad es un “ineducado” o un “estúpido”, sino tan sólo que, a mayor educación, menor probabilidad de creer en un Dios.
Lo anterior se da significativamente con la influencia de la educación universitaria pero también se presenta (en menor medida) en todos los niveles educativos formales. Para transpolar los datos noruegos en el subdesarrollo, tomaré el ejemplo de nuestro vecino Chile: De la población con primario incompleto el 9% es ateo, de la población con primario completo el 10% es ateo, y de la población con secundario completo el 16% es ateo (según el censo del 2002). Nuevamente, a mayor educación formal (en colegios laicos o religiosos por igual), menor creencia en dioses.
Segundo hecho incuestionable: ¡No existe relación alguna entre moral y creencias religiosas! Para algunos esto puede parecer una pavada, pero es de gran importancia. Muchos creyentes practicantes creen que quienes son ateos, agnósticos y/o escépticos no tienen moral, o algunos más extremistas, que directamente no tienen sentimientos. ¡Sí, sí! Aunque usted no lo crea, algunos creen que por ser ateo uno no tiene sentimientos.
Para ilustrar lo anterior, contaré, en una simple oración, una anécdota personal. Un conocido intelectualmente inteligente y religioso fue al velorio de la madre de un amigo suyo de la infancia y… se sorprendió al ver llorar a su amigo pues era ateo. ¿Tengo que agregar algo? ¿Qué tiene que ver que sea ateo con que quiera a su madre? En todo caso, debería llorar más que un religioso pues sabe que su madre no irá a ningún “cielo” sino que su existencia terminó de una vez y para siempre (solo perdurará su recuerdo y lo que haya dejado en este mundo… ¡Sí! ¡El único mundo en el cual viviremos!). ¡Desterremos la ignorancia por favor! ¡Los ateos también tenemos sentimientos y valores morales (en muchas ocasiones más que los creyentes)!
Las religiones exponen (palabras más o palabras menos) el siguiente pensamiento: “El amor y el respeto a Dios ha hecho a los hombres durante tantos siglos dominar sus tendencias más bajas y crueles. La falta de religión nos muestra cada día la carencia de escrúpulos para los actos más viles.” (FUENTE AQUÍ) ¿Tengo que tomarme el trabajo de citar hechos inhumanos practicados por personas, no solo creyentes, sino fervientes practicantes?
¿Mi opinión con respecto a este segundo hecho incuestionable? ¡Reemplacemos religión por convicciones! ¡Cambiemos a Dios por ideales!
Una idea final: ¡Ser agnóstico es de cagueta (con onda lo digo)! Si sos agnóstico estás poniendo en pie de igualdad la probabilidad de existencia de un Dios con la probabilidad de su inexistencia. Es decir, quien se declara agnóstico está diciendo que, para él, hay 50% de probabilidad de que exista Dios y 50% de probabilidad de que no exista. ¡Juéguensela agnósticos amigos! ¡Declárense ateos!
Para cerrar les dejo un humilde pensamiento: Yo no quiero faltarle el respeto a ningún creyente sino tan solo hacer lo posible para evitarle vivir en un mundo de fantasía propio del Medioevo. En la misma línea de pensamiento, tampoco soy ateo para sentirme superior a alguien (tan sólo lo soy porque no creo en ningún Dios).
No creer en Dios, en Alá, en Yavé o en Anu no es algo tan loco. Tan sólo estoy un Dios más adelante que la mayoría de la gente. ¿Acaso alguien cree en Zeus, Hera, Apolo, Afrodita, Hades, Poseidón, Júpiter, Juno, Vulcano, Cupido o Némesis?
Tan sólo estoy un Dios adelante del 88% de los argentinos (hay sólo 12% de ateos, agnósticos e indiferentes en nuestro glorioso país) o que el 15% de los suecos (en contraste con nuestro país bananero, en Suecia el 85% de la población adulta es atea o agnóstica).
En Noruega, un país serio donde toda la gente tiene derecho a una educación digna, el 71% no cree en Dios ni en un “higher power”. A pesar de lo anterior, el 83% de los noruegos son registrados automáticamente al nacer como miembros de la “Iglesia Luterana Evangélica”. Sin embargo, al llegar a la adultez, tan sólo el 10% es practicante. ¡Imagínense lo que sucedería si no se le tratase de implantar la religión a la gente desde bebés!
Algo muy similar sucede en los demás países nórdicos: Finlandia, Islandia, Dinamarca y Suecia. Por lo tanto…
Primer hecho incuestionable (por la mera naturaleza de ser un hecho y no una idea): El nivel de educación en un país (desarrollado o subdesarrollado) es directamente proporcional al nivel de ateísmo en la población adulta general. ¡Esto no hay que malinterpretarlo! No quiere decir que todo el que cree en una deidad es un “ineducado” o un “estúpido”, sino tan sólo que, a mayor educación, menor probabilidad de creer en un Dios.
Lo anterior se da significativamente con la influencia de la educación universitaria pero también se presenta (en menor medida) en todos los niveles educativos formales. Para transpolar los datos noruegos en el subdesarrollo, tomaré el ejemplo de nuestro vecino Chile: De la población con primario incompleto el 9% es ateo, de la población con primario completo el 10% es ateo, y de la población con secundario completo el 16% es ateo (según el censo del 2002). Nuevamente, a mayor educación formal (en colegios laicos o religiosos por igual), menor creencia en dioses.
Segundo hecho incuestionable: ¡No existe relación alguna entre moral y creencias religiosas! Para algunos esto puede parecer una pavada, pero es de gran importancia. Muchos creyentes practicantes creen que quienes son ateos, agnósticos y/o escépticos no tienen moral, o algunos más extremistas, que directamente no tienen sentimientos. ¡Sí, sí! Aunque usted no lo crea, algunos creen que por ser ateo uno no tiene sentimientos.
Para ilustrar lo anterior, contaré, en una simple oración, una anécdota personal. Un conocido intelectualmente inteligente y religioso fue al velorio de la madre de un amigo suyo de la infancia y… se sorprendió al ver llorar a su amigo pues era ateo. ¿Tengo que agregar algo? ¿Qué tiene que ver que sea ateo con que quiera a su madre? En todo caso, debería llorar más que un religioso pues sabe que su madre no irá a ningún “cielo” sino que su existencia terminó de una vez y para siempre (solo perdurará su recuerdo y lo que haya dejado en este mundo… ¡Sí! ¡El único mundo en el cual viviremos!). ¡Desterremos la ignorancia por favor! ¡Los ateos también tenemos sentimientos y valores morales (en muchas ocasiones más que los creyentes)!
Las religiones exponen (palabras más o palabras menos) el siguiente pensamiento: “El amor y el respeto a Dios ha hecho a los hombres durante tantos siglos dominar sus tendencias más bajas y crueles. La falta de religión nos muestra cada día la carencia de escrúpulos para los actos más viles.” (FUENTE AQUÍ) ¿Tengo que tomarme el trabajo de citar hechos inhumanos practicados por personas, no solo creyentes, sino fervientes practicantes?
¿Mi opinión con respecto a este segundo hecho incuestionable? ¡Reemplacemos religión por convicciones! ¡Cambiemos a Dios por ideales!
Una idea final: ¡Ser agnóstico es de cagueta (con onda lo digo)! Si sos agnóstico estás poniendo en pie de igualdad la probabilidad de existencia de un Dios con la probabilidad de su inexistencia. Es decir, quien se declara agnóstico está diciendo que, para él, hay 50% de probabilidad de que exista Dios y 50% de probabilidad de que no exista. ¡Juéguensela agnósticos amigos! ¡Declárense ateos!
Para cerrar les dejo un humilde pensamiento: Yo no quiero faltarle el respeto a ningún creyente sino tan solo hacer lo posible para evitarle vivir en un mundo de fantasía propio del Medioevo. En la misma línea de pensamiento, tampoco soy ateo para sentirme superior a alguien (tan sólo lo soy porque no creo en ningún Dios).
No creer en Dios, en Alá, en Yavé o en Anu no es algo tan loco. Tan sólo estoy un Dios más adelante que la mayoría de la gente. ¿Acaso alguien cree en Zeus, Hera, Apolo, Afrodita, Hades, Poseidón, Júpiter, Juno, Vulcano, Cupido o Némesis?
Tan sólo estoy un Dios adelante del 88% de los argentinos (hay sólo 12% de ateos, agnósticos e indiferentes en nuestro glorioso país) o que el 15% de los suecos (en contraste con nuestro país bananero, en Suecia el 85% de la población adulta es atea o agnóstica).
Colegios tomados y modelo de país
22hs. Estoy viendo C5N. Transmiten la pelea entre dos parejas de obtusos: dos estudiantes de la FUBA vs. Eduardo Feinmann y su periodista compinche. Absolutamente a favor de la toma de colegios-facultades como medida de fuerza para lograr el cambio; y absolutamente en contra de recurrir a acciones ilegales como medios para fines justificados (unos y otros defendiendo cada postura extremista respectivamente).
Resumiendo el encuentro cuasi-pugilístico en dos grandes ejes temáticos, se habló de la “justicia” del sistema universitario (especialmente en el año de ingreso) y de la justificación (o no) de las tomas y los cortes de calle. He aquí mi opinión al respecto.
La “justicia” del CBC: Según los muchachos de la FUBA, el CBC no alcanza para brindar igualdad de oportunidades y cientos de miles de jóvenes quedan excluidos del sistema universitario año a año. Para ellos, todo se trata de un complot oligárquico que lucha por destruir el conocimiento en los sectores populares (¿?). Por otro lado, los periodistas duros del otro lado del ring contraatacaron con que el CBC es una paparruchada que ha de ser reemplazada urgentemente por exámenes de ingreso y cupos especificados por carrera en base a la demanda del mercado. ¿Mi opinión? ¡Dos parejas de pavotes! Para mí, el CBC es sinónimo de igualdad de oportunidades. Yo fui testigo en vivo y en directo del zoológico que se arma en ese primer año de todas las carreras de la UBA. Estudiantes de todas las clases sociales provenientes de colegios públicos y privados maravillosos o de impresentables “colegios” (entre comillas).
Para algunos el CBC es facilísimo (dado que todos los conocimientos son del secundario) pero para otros ese año es un cachetazo de realidad que les permite “ponerse a tono” con sus compañeros privilegiados (que tuvieron la posibilidad de ir a un colegio secundario decente). Nada mejor para igualar oportunidades. La entrada es irrestricta y se ofrece un año entero de “repaso general” para poner a tono a todos los que vengan flojardi. Por si eso fuera poco, la Universidad de Buenos Aires ofrece un sistema (UBA XXI) por el cual quienes provienen de buenos colegios secundarios pueden rendir las materias del CBC sin cursarlas (inclusive antes de terminar el secundario). ¿Qué más se puede pedir?
Ante la realidad de que muchísimos colegios primarios y secundarios son de lo peor, no se me ocurre un sistema más justo que el CBC para igualar oportunidades. Lo ideal sería un sistema con colegios primarios y secundarios con un nivel educativo similar para todos los estratos sociales y para todos los lugares del país. Si esto no se da, a la universidad pública no le queda otra más que hacer todo lo que está EN SUS MANOS por salvar esa situación que le dejan en su puerta de entrada. ¡Larga vida al CBC y a UBA XXI!
¿Qué hay que ir a hacer a la facultad?: Como respuesta a ese interrogante, Feinmann se despachó con su anécdota favorita (mencionándola por trigésima vez en dos semanas que viene cubriendo esta noticia): que él fue a la Facultad de Derecho de la UBA, se recibió en cinco años y medio de abogado, nunca tomó la facultad y que en su época también había ventanas rotas, techos que se caían y “olor a orín” (sic) en los pasillos.
Yo, como lo hizo el “amigo del pueblo” Feinmann, voy a una universidad pública. También me banco cagarme de frío en el invierno (o de calor en el verano), tolero ventanas rotas, así como techos y paredes deterioradas. Por suerte voy a la Facultad de Ciencias Económicas y todas esas condiciones son “tolerables” (a diferencia de Filosofía o Sociales donde el abandono ya es increíble). Como Edu, también voy a la facultad a estudiar. En consecuencia, no me involucro en la política universitaria necesaria para cambiar todas esas condiciones nefastas. Sin embargo, entiendo perfectamente que si todos “nos la bancamos” nunca jamás cambiará la situación de abandono en la educación pública. Es más, si todos nos la seguimos bancando lo suficiente en un par de décadas las facultades públicas van a ser literalmente intransitables. Así que la primera conclusión que saco es que ALGO hay que hacer. ¿Qué es lo primero que hace la gente honesta ante esta realidad? Reclamos formales con las autoridades pertinentes, contactos pacíficos con los medios de comunicación para dar a conocer la realidad educativa, charlas, conferencias, clases abiertas, propaganda política, etc… ¿Qué pasa ante alguna de esas acciones? ¡Un carajo! Vivimos en Argentina, y lamentablemente, el que no llora no mama y el que no afana es un gil. Y en ese punto es donde todo se va al reverendo carajo. Si la única posibilidad para obtener un fin lícito es recurrir a un medio ilícito (cortar una calle y obstaculizar el libre tránsito de todos los demás), la situación es insalvable.
En línea con lo anterior, por si fuera poco, los gobiernos de turno (municipales, provinciales o nacional indistintamente) premian a la ilegalidad y se cagan felizmente en el cumplimiento de las normas. Quien reclama por los medios legales es olvidado en el enorme sistema burocrático argentino, pero quien corta una calle logra sus objetivos. ¿Qué pasa ante esto? Se refuerza el triste razonamiento de que el fin justifica los medios.
Volviendo a la etapa de preguntas… ¿Qué es lo que yo creo que debería hacerse? En los colegios no tengo idea porque no pertenezco a ninguno y no puedo mandar fruta sobre realidades desconocidas. Sin embargo, en las facultades (donde estoy inmerso) me parece que la solución no es tan difícil de dilucidar. Si el Estado no hace lo que tiene que hacer, hay que arremangarse y hacer lo que no se hace. No importa si le corresponde al alumno ponerse a pintar un aula o al profesor cortar madera para armar bancos. Ya todos sabemos que la recaudación impositiva debería invertirse primordialmente en educación, pero si la realidad es que NO se hace, me parece que una medida espectacular sería juntarnos para dejar en exposición lo que no se hizo HACIÉNDOLO (¡¡me parece más útil gastar energía en hacer algo que en reclamar porque algo se haga!!). Tan sólo en Económicas de la UBA somos como 50.000 alumnos. Con un mínimo compromiso no creo que se nos complique conseguir varios profesionales de la construcción que orienten nuestro trabajo. Con un par de días de dedicación exclusiva y unos pesitos (pocos) por parte de cada uno, en un par de meses, transformamos ediliciamente a la UBA en la UdeSA (sin exagerar).
El “debate” de C5N (que no fue tal) cerró con una “verdad” sentenciada por Feinmann: que los premios nobeles argentinos iban a las facultades a estudiar y no a tomarlas por la fuerza. Dado que no les dieron espacio a los muchachos de la FUBA, les dejo una “puntita” para que lo investiguen por su cuenta: Los cinco galardonados argentinos fueron Carlos Saavedra Lamas (Nobel de la Paz en 1936), Bernardo Houssay (Nobel de Fisiología y Medicina en 1947), César Milstein (Nobel de Fisiología y Medicina en 1984), Luis Leloir (Nobel de Química en 1970) y Adolfo Pérez Esquivel (Nobel de la Paz en 1980).
Resumiendo el encuentro cuasi-pugilístico en dos grandes ejes temáticos, se habló de la “justicia” del sistema universitario (especialmente en el año de ingreso) y de la justificación (o no) de las tomas y los cortes de calle. He aquí mi opinión al respecto.
La “justicia” del CBC: Según los muchachos de la FUBA, el CBC no alcanza para brindar igualdad de oportunidades y cientos de miles de jóvenes quedan excluidos del sistema universitario año a año. Para ellos, todo se trata de un complot oligárquico que lucha por destruir el conocimiento en los sectores populares (¿?). Por otro lado, los periodistas duros del otro lado del ring contraatacaron con que el CBC es una paparruchada que ha de ser reemplazada urgentemente por exámenes de ingreso y cupos especificados por carrera en base a la demanda del mercado. ¿Mi opinión? ¡Dos parejas de pavotes! Para mí, el CBC es sinónimo de igualdad de oportunidades. Yo fui testigo en vivo y en directo del zoológico que se arma en ese primer año de todas las carreras de la UBA. Estudiantes de todas las clases sociales provenientes de colegios públicos y privados maravillosos o de impresentables “colegios” (entre comillas).
Para algunos el CBC es facilísimo (dado que todos los conocimientos son del secundario) pero para otros ese año es un cachetazo de realidad que les permite “ponerse a tono” con sus compañeros privilegiados (que tuvieron la posibilidad de ir a un colegio secundario decente). Nada mejor para igualar oportunidades. La entrada es irrestricta y se ofrece un año entero de “repaso general” para poner a tono a todos los que vengan flojardi. Por si eso fuera poco, la Universidad de Buenos Aires ofrece un sistema (UBA XXI) por el cual quienes provienen de buenos colegios secundarios pueden rendir las materias del CBC sin cursarlas (inclusive antes de terminar el secundario). ¿Qué más se puede pedir?
Ante la realidad de que muchísimos colegios primarios y secundarios son de lo peor, no se me ocurre un sistema más justo que el CBC para igualar oportunidades. Lo ideal sería un sistema con colegios primarios y secundarios con un nivel educativo similar para todos los estratos sociales y para todos los lugares del país. Si esto no se da, a la universidad pública no le queda otra más que hacer todo lo que está EN SUS MANOS por salvar esa situación que le dejan en su puerta de entrada. ¡Larga vida al CBC y a UBA XXI!
¿Qué hay que ir a hacer a la facultad?: Como respuesta a ese interrogante, Feinmann se despachó con su anécdota favorita (mencionándola por trigésima vez en dos semanas que viene cubriendo esta noticia): que él fue a la Facultad de Derecho de la UBA, se recibió en cinco años y medio de abogado, nunca tomó la facultad y que en su época también había ventanas rotas, techos que se caían y “olor a orín” (sic) en los pasillos.
Yo, como lo hizo el “amigo del pueblo” Feinmann, voy a una universidad pública. También me banco cagarme de frío en el invierno (o de calor en el verano), tolero ventanas rotas, así como techos y paredes deterioradas. Por suerte voy a la Facultad de Ciencias Económicas y todas esas condiciones son “tolerables” (a diferencia de Filosofía o Sociales donde el abandono ya es increíble). Como Edu, también voy a la facultad a estudiar. En consecuencia, no me involucro en la política universitaria necesaria para cambiar todas esas condiciones nefastas. Sin embargo, entiendo perfectamente que si todos “nos la bancamos” nunca jamás cambiará la situación de abandono en la educación pública. Es más, si todos nos la seguimos bancando lo suficiente en un par de décadas las facultades públicas van a ser literalmente intransitables. Así que la primera conclusión que saco es que ALGO hay que hacer. ¿Qué es lo primero que hace la gente honesta ante esta realidad? Reclamos formales con las autoridades pertinentes, contactos pacíficos con los medios de comunicación para dar a conocer la realidad educativa, charlas, conferencias, clases abiertas, propaganda política, etc… ¿Qué pasa ante alguna de esas acciones? ¡Un carajo! Vivimos en Argentina, y lamentablemente, el que no llora no mama y el que no afana es un gil. Y en ese punto es donde todo se va al reverendo carajo. Si la única posibilidad para obtener un fin lícito es recurrir a un medio ilícito (cortar una calle y obstaculizar el libre tránsito de todos los demás), la situación es insalvable.
En línea con lo anterior, por si fuera poco, los gobiernos de turno (municipales, provinciales o nacional indistintamente) premian a la ilegalidad y se cagan felizmente en el cumplimiento de las normas. Quien reclama por los medios legales es olvidado en el enorme sistema burocrático argentino, pero quien corta una calle logra sus objetivos. ¿Qué pasa ante esto? Se refuerza el triste razonamiento de que el fin justifica los medios.
Volviendo a la etapa de preguntas… ¿Qué es lo que yo creo que debería hacerse? En los colegios no tengo idea porque no pertenezco a ninguno y no puedo mandar fruta sobre realidades desconocidas. Sin embargo, en las facultades (donde estoy inmerso) me parece que la solución no es tan difícil de dilucidar. Si el Estado no hace lo que tiene que hacer, hay que arremangarse y hacer lo que no se hace. No importa si le corresponde al alumno ponerse a pintar un aula o al profesor cortar madera para armar bancos. Ya todos sabemos que la recaudación impositiva debería invertirse primordialmente en educación, pero si la realidad es que NO se hace, me parece que una medida espectacular sería juntarnos para dejar en exposición lo que no se hizo HACIÉNDOLO (¡¡me parece más útil gastar energía en hacer algo que en reclamar porque algo se haga!!). Tan sólo en Económicas de la UBA somos como 50.000 alumnos. Con un mínimo compromiso no creo que se nos complique conseguir varios profesionales de la construcción que orienten nuestro trabajo. Con un par de días de dedicación exclusiva y unos pesitos (pocos) por parte de cada uno, en un par de meses, transformamos ediliciamente a la UBA en la UdeSA (sin exagerar).
El “debate” de C5N (que no fue tal) cerró con una “verdad” sentenciada por Feinmann: que los premios nobeles argentinos iban a las facultades a estudiar y no a tomarlas por la fuerza. Dado que no les dieron espacio a los muchachos de la FUBA, les dejo una “puntita” para que lo investiguen por su cuenta: Los cinco galardonados argentinos fueron Carlos Saavedra Lamas (Nobel de la Paz en 1936), Bernardo Houssay (Nobel de Fisiología y Medicina en 1947), César Milstein (Nobel de Fisiología y Medicina en 1984), Luis Leloir (Nobel de Química en 1970) y Adolfo Pérez Esquivel (Nobel de la Paz en 1980).
Boludeces sobre la bolsa
Una de mis máximas (para la vida y no sólo para las inversiones) es la siguiente: “Somos todos boludos”. No siempre razonamos como debiéramos y muchas veces nos guiamos por sentimientos que no nos llevan a los mejores resultados. Hacemos lo que hacemos en vez de lo que deberíamos (valga la redundancia). ¡No pensamos lo suficiente!
Como boludo que invierte sus ahorros en el mercado bursátil hace dos años, me he dado cuenta de ciertos errores clásicos que resumo en las siguientes líneas.
Boludez “number one”: Tener expectativas irreales. La gente piensa que puede sacarle un 2% mensual a sus inversiones bursátiles a largo plazo (algunas muestras de estas ilusiones utópicas se pueden apreciar en comentarios aquí, aquí, aquí y aquí). ¡Ilusos! ¡Pavotes! Caigan en la realidad. Ese 2% mensual representa a un 27% anual (por interés compuesto). El mejor inversor de la historia (George Soros) obtuvo una rentabilidad neta promedio del 30% anual en sus inversiones. En consecuencia, cualquier persona que se ponga un objetivo en el rango del 25-30% anual está diciendo que su meta es convertirse en el mejor inversor del mundo (o por lo menos igualar al actual “campeón”). ¿Es posible? Obvio que es posible. ¿Es la mejor opción planear nuestro futuro en base a un objetivo de tal grandeza? Me parece que no.
La única lucha verdadera del inversor (independiente o corporativo) es superar al rendimiento promedio del mercado en el cual se invierte. Las acciones (estadounidenses) tienen un rendimiento histórico promedio del 12% anual. Por lo tanto, si estás por arriba del 12% anual ya sos un excelente inversor, si estás en el 12% clavado sos mediocre (o “promedio”) y si estás por debajo sos un mal inversor (todo a largo plazo claro está).
Boludez “number two”: No tomar en cuenta a la inflación. En mi análisis anterior sobre rentabilidad y estilo de vida (aquí), un tal Lucas comentó algo vital: “El valor del dinero decrece con el tiempo, por lo que una parte del flujo de fondos ha de reinvertirse necesariamente para seguir teniendo el mismo nivel de vida”.
En países bananeros como el nuestro, invertir y ganar es dificilísimo porque siempre se tiene que estar luchando contra una suba generalizada de precios fuera de control. En la Argentina en los últimos años venimos luchando contra una tasa de inflación anual del 25% (aprox. promedio). En consecuencia, para obtener una rentabilidad real (por sobre la inflación) del 20%, deberemos obtener una rentabilidad nominal neta del 50% anual (1,5/1,25=0,2).
Por otro lado, en países serios, la inflación se ubica entre el 2 y el 6% anual. En EE.UU., por ejemplo, la inflación anual promedio se ubica entre el 2 y el 3%. En consecuencia, nuestro “piso” para estar en cero en nuestras inversiones en dólares estadounidenses es del 2,5%. Nuevamente tomando como objetivo el 20% anual, para lograrlo en dólares, deberemos de lograr una rentabilidad nominal neta del 23% (1,23/1,025=1,2).
Boludez “number three”: No tomar en cuenta a los impuestos y a las comisiones. En Argentina, el impuesto sobre los bienes personales puede llegar al 1,5% (aplicable a la totalidad de nuestro patrimonio independientemente de nuestras ganancias o rentas), el impuesto a las ganancias puede llegar al 35% y hasta por mover nuestro dinero entre diferentes cuentas bancarias nos sacarán unos pesitos (0,6% sobre los créditos y 0,6% sobre los débitos). Asimismo, nuestros agentes de bolsa no son ONG’s. En general, entre sus comisiones y las tasas bursátiles perderemos un 1% a la compra y un 1% a la venta.
Si al rendimiento desmesurado del 50% (en pesos argentinos) que teníamos que obtener para llegar a la rentabilidad real del 20% le agregamos los impuestos y las comisiones, llegaremos como mínimo a un piso de un rendimiento bruto anual del 54% (si invirtiésemos como personas físicas, en bienes cuyas ganancias no estén gravadas –acciones- y no fuésemos “habitualistas”).
Si, por el contrario, invertimos como sociedad o somos “habitualistas” (nuestro trabajo es invertir en bolsa, gran parte de nuestros ingresos mensuales provienen de esta fuente o algún caso similar) tendremos que afrontar una carga tributaria gigante que transformará nuestro objetivo del 50% en un bestial 90% (¡noventa por ciento!) anual bruto.
Boludez “number four”: No valorar al tiempo. Invertir a largo plazo es una apuesta 100% segura. Invertir a corto plazo es una apuesta de riesgo (no hay certeza). Cuanto menos tiempo estemos dispuestos a esperar, más riesgo estaremos asumiendo. Hasta el momento, las probabilidades de éxito (en base a los últimos 100 años de historia bursátil y si invirtiésemos diversificando en una proporción igual al índice S&P500) se aproximan a un 72% de probabilidad de ganar (cualquier porcentaje) invirtiendo por un año entero, a un 89% de probabilidad de ganar invirtiendo por cinco años, 97% por 10 años y 100% (certeza de ganar) si elegimos invertir por un período de 15 años. En consecuencia, el que busca encuentra, la victoria pertenece al más perseverante o el que la sigue la consigue. La única “gran clave” de la inversión bursátil es diversificar y esperar. Nada más.
Haciendo un breve análisis con la data expresada a lo largo de este post… Si nos destacamos en el mundo de las finanzas podremos obtener un 15% de rentabilidad anual neta en dólares. ¿En qué podemos traducir este dato?
Con lo anterior estoy afirmando que, si somos buenos invirtiendo, podremos vivir en la clase ABC1 (cuyo piso está en los $15.400 -por familia- en Febrero del 2010 según la revista “Management Herald” de Ámbito Financiero) pura y exclusivamente gracias a nuestra renta financiera. La clase ABC1 representa a lo que comúnmente conocemos como “clase media alta” y “clase alta”. El promedio de este escalón social (que engloba al 5% más beneficiado de los argentinos) está en los $33.250 por grupo familiar (dos padres y dos hijos menores).
Por todo lo anterior es que, claramente, ser un buen inversor (que supere el 12% promedio anual de rentabilidad neta durante, al menos, 15 años) es una aventura más que desafiante.
Como boludo que invierte sus ahorros en el mercado bursátil hace dos años, me he dado cuenta de ciertos errores clásicos que resumo en las siguientes líneas.
Boludez “number one”: Tener expectativas irreales. La gente piensa que puede sacarle un 2% mensual a sus inversiones bursátiles a largo plazo (algunas muestras de estas ilusiones utópicas se pueden apreciar en comentarios aquí, aquí, aquí y aquí). ¡Ilusos! ¡Pavotes! Caigan en la realidad. Ese 2% mensual representa a un 27% anual (por interés compuesto). El mejor inversor de la historia (George Soros) obtuvo una rentabilidad neta promedio del 30% anual en sus inversiones. En consecuencia, cualquier persona que se ponga un objetivo en el rango del 25-30% anual está diciendo que su meta es convertirse en el mejor inversor del mundo (o por lo menos igualar al actual “campeón”). ¿Es posible? Obvio que es posible. ¿Es la mejor opción planear nuestro futuro en base a un objetivo de tal grandeza? Me parece que no.
La única lucha verdadera del inversor (independiente o corporativo) es superar al rendimiento promedio del mercado en el cual se invierte. Las acciones (estadounidenses) tienen un rendimiento histórico promedio del 12% anual. Por lo tanto, si estás por arriba del 12% anual ya sos un excelente inversor, si estás en el 12% clavado sos mediocre (o “promedio”) y si estás por debajo sos un mal inversor (todo a largo plazo claro está).
Boludez “number two”: No tomar en cuenta a la inflación. En mi análisis anterior sobre rentabilidad y estilo de vida (aquí), un tal Lucas comentó algo vital: “El valor del dinero decrece con el tiempo, por lo que una parte del flujo de fondos ha de reinvertirse necesariamente para seguir teniendo el mismo nivel de vida”.
En países bananeros como el nuestro, invertir y ganar es dificilísimo porque siempre se tiene que estar luchando contra una suba generalizada de precios fuera de control. En la Argentina en los últimos años venimos luchando contra una tasa de inflación anual del 25% (aprox. promedio). En consecuencia, para obtener una rentabilidad real (por sobre la inflación) del 20%, deberemos obtener una rentabilidad nominal neta del 50% anual (1,5/1,25=0,2).
Por otro lado, en países serios, la inflación se ubica entre el 2 y el 6% anual. En EE.UU., por ejemplo, la inflación anual promedio se ubica entre el 2 y el 3%. En consecuencia, nuestro “piso” para estar en cero en nuestras inversiones en dólares estadounidenses es del 2,5%. Nuevamente tomando como objetivo el 20% anual, para lograrlo en dólares, deberemos de lograr una rentabilidad nominal neta del 23% (1,23/1,025=1,2).
Boludez “number three”: No tomar en cuenta a los impuestos y a las comisiones. En Argentina, el impuesto sobre los bienes personales puede llegar al 1,5% (aplicable a la totalidad de nuestro patrimonio independientemente de nuestras ganancias o rentas), el impuesto a las ganancias puede llegar al 35% y hasta por mover nuestro dinero entre diferentes cuentas bancarias nos sacarán unos pesitos (0,6% sobre los créditos y 0,6% sobre los débitos). Asimismo, nuestros agentes de bolsa no son ONG’s. En general, entre sus comisiones y las tasas bursátiles perderemos un 1% a la compra y un 1% a la venta.
Si al rendimiento desmesurado del 50% (en pesos argentinos) que teníamos que obtener para llegar a la rentabilidad real del 20% le agregamos los impuestos y las comisiones, llegaremos como mínimo a un piso de un rendimiento bruto anual del 54% (si invirtiésemos como personas físicas, en bienes cuyas ganancias no estén gravadas –acciones- y no fuésemos “habitualistas”).
Si, por el contrario, invertimos como sociedad o somos “habitualistas” (nuestro trabajo es invertir en bolsa, gran parte de nuestros ingresos mensuales provienen de esta fuente o algún caso similar) tendremos que afrontar una carga tributaria gigante que transformará nuestro objetivo del 50% en un bestial 90% (¡noventa por ciento!) anual bruto.
Boludez “number four”: No valorar al tiempo. Invertir a largo plazo es una apuesta 100% segura. Invertir a corto plazo es una apuesta de riesgo (no hay certeza). Cuanto menos tiempo estemos dispuestos a esperar, más riesgo estaremos asumiendo. Hasta el momento, las probabilidades de éxito (en base a los últimos 100 años de historia bursátil y si invirtiésemos diversificando en una proporción igual al índice S&P500) se aproximan a un 72% de probabilidad de ganar (cualquier porcentaje) invirtiendo por un año entero, a un 89% de probabilidad de ganar invirtiendo por cinco años, 97% por 10 años y 100% (certeza de ganar) si elegimos invertir por un período de 15 años. En consecuencia, el que busca encuentra, la victoria pertenece al más perseverante o el que la sigue la consigue. La única “gran clave” de la inversión bursátil es diversificar y esperar. Nada más.
Haciendo un breve análisis con la data expresada a lo largo de este post… Si nos destacamos en el mundo de las finanzas podremos obtener un 15% de rentabilidad anual neta en dólares. ¿En qué podemos traducir este dato?
- Si empezamos a invertir a los 25 años con 10.000 dólares (el valor de un Fiat Uno Fire 3 puertas -el auto 0km más barato del mercado-), cuando cumplamos los 55 años podremos empezar a disfrutar una renta mensual de u$s 7.196 (o $28.750).
- Asimismo, si empezamos a invertir a los 40 años con 100.000 dólares (el valor de un pequeño tres ambientes en Almagro), cuando cumplamos 55 años podremos empezar a disfrutar una renta mensual de u$s 8.845 (o $35.378).
Con lo anterior estoy afirmando que, si somos buenos invirtiendo, podremos vivir en la clase ABC1 (cuyo piso está en los $15.400 -por familia- en Febrero del 2010 según la revista “Management Herald” de Ámbito Financiero) pura y exclusivamente gracias a nuestra renta financiera. La clase ABC1 representa a lo que comúnmente conocemos como “clase media alta” y “clase alta”. El promedio de este escalón social (que engloba al 5% más beneficiado de los argentinos) está en los $33.250 por grupo familiar (dos padres y dos hijos menores).
Por todo lo anterior es que, claramente, ser un buen inversor (que supere el 12% promedio anual de rentabilidad neta durante, al menos, 15 años) es una aventura más que desafiante.
El “dark side” de la financiación (Tarjetas de Crédito): ¿Cuánto cuestan tus deudas?
Antes de la fiebre mundialista, frente a la aparición de ofertas de todo tipo en el rubro de electrodomésticos, analicé precios de LCD’s y me llamó la atención que había financiación a un baratísimo 11,50% anual (que se vendía como “sin interés”). En su momento, un avispado visitante se dio cuenta de que en ese porcentaje no había tenido en cuenta gastos administrativos o de renovación. ¡E influyen descontroladamente!
Pasado el glorioso Mundial Sudáfrica 2010 y una vez procesada la tristeza futbolística argenta, he vuelto a la carga con este tema… ¿Cuánto gastamos en gastos bancarios absolutamente innecesarios? ¿Por qué en vez de ir al cine, comer afuera o hacer un curso le pagamos al banco por servicios inútiles? ¿Cómo podemos elegir mejor?
Para tratar de saborear los diferentes gustos de la industria del crédito, me veo obligado a resucitar un glorioso post que despertó cierta polémica en su momento: “Me explotó el boludómetro! Tarjetas de crédito cancheras?”. Como dije en su momento, las tarjetas de crédito y débito se están vendiendo más por atributos blandos (tamaño del plástico, colores del mismo, si tiene o no puntas redondeadas, etc.) que por atributos duros (tasa de financiación, gastos administrativos, gastos de renovación, etc.). Sincerémonos… ¡nuestra boludez no tiene límites!
Como verán aquí debajo, últimamente han salido tarjetas con obras de arte o imágenes de series televisivas así como algunos productos más innovadores (y útiles) que incluyen en un chip información médica del usuario.
Mientras tanto, las tasas de interés, el seguro de vida, los gastos administrativos y los gastos de renovación anual no paran de subir. Como para tener una idea comparativa y poder elegir mejor les "presto" algunos datos de la revista Fortuna Nº344 (de Diciembre de 2009):
Yo personalmente no uso tarjeta de crédito y uso tarjeta de débito del Banco Privado que, por ahora, tiene absolutamente CERO de gastos administrativos, seguros y renovación, no te cobran comisiones por extracciones, depósitos o transferencias. No te cobran nunca. Como deberían hacer todos los bancos, ganan dinero usando el dinero que uno pone en su cuenta. ¡No nos dejemos afanar! El negocio bancario (tomar guita prestada a una tasa más baja de la que se re-presta) ya es lo suficientemente bueno como para que les regalemos a los bancos 50/100 manguitos mensuales en concepto de “gastos y comisiones”. Yo, por lo menos, prefiero gastarlos en algo más disfrutable.
PD: Soy ultracapitalista. Amo la competencia en pos de la mejoría de la sociedad toda. Me encanta la comercialización. Sólo me parece que todos, como consumidores, en el rubro del crédito, deberíamos exigir que la competencia pase por una pelea en tasas de financiación más que en puntas redondeadas.
Pasado el glorioso Mundial Sudáfrica 2010 y una vez procesada la tristeza futbolística argenta, he vuelto a la carga con este tema… ¿Cuánto gastamos en gastos bancarios absolutamente innecesarios? ¿Por qué en vez de ir al cine, comer afuera o hacer un curso le pagamos al banco por servicios inútiles? ¿Cómo podemos elegir mejor?
Para tratar de saborear los diferentes gustos de la industria del crédito, me veo obligado a resucitar un glorioso post que despertó cierta polémica en su momento: “Me explotó el boludómetro! Tarjetas de crédito cancheras?”. Como dije en su momento, las tarjetas de crédito y débito se están vendiendo más por atributos blandos (tamaño del plástico, colores del mismo, si tiene o no puntas redondeadas, etc.) que por atributos duros (tasa de financiación, gastos administrativos, gastos de renovación, etc.). Sincerémonos… ¡nuestra boludez no tiene límites!
Como verán aquí debajo, últimamente han salido tarjetas con obras de arte o imágenes de series televisivas así como algunos productos más innovadores (y útiles) que incluyen en un chip información médica del usuario.
Mientras tanto, las tasas de interés, el seguro de vida, los gastos administrativos y los gastos de renovación anual no paran de subir. Como para tener una idea comparativa y poder elegir mejor les "presto" algunos datos de la revista Fortuna Nº344 (de Diciembre de 2009):
Yo personalmente no uso tarjeta de crédito y uso tarjeta de débito del Banco Privado que, por ahora, tiene absolutamente CERO de gastos administrativos, seguros y renovación, no te cobran comisiones por extracciones, depósitos o transferencias. No te cobran nunca. Como deberían hacer todos los bancos, ganan dinero usando el dinero que uno pone en su cuenta. ¡No nos dejemos afanar! El negocio bancario (tomar guita prestada a una tasa más baja de la que se re-presta) ya es lo suficientemente bueno como para que les regalemos a los bancos 50/100 manguitos mensuales en concepto de “gastos y comisiones”. Yo, por lo menos, prefiero gastarlos en algo más disfrutable.
PD: Soy ultracapitalista. Amo la competencia en pos de la mejoría de la sociedad toda. Me encanta la comercialización. Sólo me parece que todos, como consumidores, en el rubro del crédito, deberíamos exigir que la competencia pase por una pelea en tasas de financiación más que en puntas redondeadas.
Líderes y seguidores; EE.UU. como máquina cultural
EE.UU. es el macho alfa del grupo. Es nuestro líder. Somos seguidores. Sepámoslo. Si nos gusta, no hay problema alguno. Pero entendámoslo… somos beta.
En coincidencia con lo que opina un amigo (el Dr. Mazza, autor del abandonado “Economía de todos y para todos”), me parece que, culturalmente, lo que hacen los estadounidenses lo imita el resto del mundo occidental. Always. En la década del 80’ los yanquis fumaban porque fumar era de cowboy “guacho pistola”, así que todo el mundo occidental le daba al pucho sin asco. En la “década del milenio”, nuestros amigos del norte están rodando por las calles después de excesos de pollo frito y desayunos súper cargados, así que se puso de moda la actividad física… As a result… en todo el mundo occidental revientan los gimnasios (por la presencia de contados auténticos deportistas y miles de golondrinas).
El otro día fui a bailar… por primera vez en la vida no me sabía la letra de todos los temas. Fue como un momento de “iluminación emocional”. ¿Qué significaba? ¿Tan hecho mierda ya estoy? ¿Los 23 años son un punto de inflexión? (¿?). La cuestión es que, al volver a casa, me puse a curiosear sobre los últimos reggaetones y llegué a la misma conclusión exacta que había llegado cuando estaba en el secundario (hace siete años). Todo el reggaetón es “pueltoriqueño”. Ciento por ciento. Una década de música latina generada en el único enclave estadounidense en el mundo hispano parlante (Puerto Rico es un estado libre asociado estadounidense). Increíble.
Puerto Rico no llega a los cuatro millones de habitantes y desde esa pequeña isla salen todos los artistas que se escuchan en todo Latinoamérica (región con 569 millones de habitantes… 145 veces Puerto Rico) y España (país con 47 millones de habitantes… 12 veces Puerto Rico).
¿Cuál es su secreto? ¿Poderío económico como para imponer su cultura? ¿Idolatría? ¿Ser la máxima expresión de amalgama de razas y culturas en un solo país? ¿La magia de la máxima expresión del capitalismo?
En coincidencia con lo que opina un amigo (el Dr. Mazza, autor del abandonado “Economía de todos y para todos”), me parece que, culturalmente, lo que hacen los estadounidenses lo imita el resto del mundo occidental. Always. En la década del 80’ los yanquis fumaban porque fumar era de cowboy “guacho pistola”, así que todo el mundo occidental le daba al pucho sin asco. En la “década del milenio”, nuestros amigos del norte están rodando por las calles después de excesos de pollo frito y desayunos súper cargados, así que se puso de moda la actividad física… As a result… en todo el mundo occidental revientan los gimnasios (por la presencia de contados auténticos deportistas y miles de golondrinas).
El otro día fui a bailar… por primera vez en la vida no me sabía la letra de todos los temas. Fue como un momento de “iluminación emocional”. ¿Qué significaba? ¿Tan hecho mierda ya estoy? ¿Los 23 años son un punto de inflexión? (¿?). La cuestión es que, al volver a casa, me puse a curiosear sobre los últimos reggaetones y llegué a la misma conclusión exacta que había llegado cuando estaba en el secundario (hace siete años). Todo el reggaetón es “pueltoriqueño”. Ciento por ciento. Una década de música latina generada en el único enclave estadounidense en el mundo hispano parlante (Puerto Rico es un estado libre asociado estadounidense). Increíble.
Puerto Rico no llega a los cuatro millones de habitantes y desde esa pequeña isla salen todos los artistas que se escuchan en todo Latinoamérica (región con 569 millones de habitantes… 145 veces Puerto Rico) y España (país con 47 millones de habitantes… 12 veces Puerto Rico).
- Daddy Yankee nación en Río Piedras (Puerto Rico).
- Don Omar así como Héctor y Tito nacieron en Carolina (Puerto Rico).
- Residente (de Calle 13) y Franco “el gorilla” nacieron en Trujillo Alto (Puerto Rico).
- Ivy Queen nació en Añasco (Puerto Rico).
- Tego Calderón nació en Santurce (Puerto Rico).
- Baby Rasta y Gringo; Alexis y Fido; Wisin & Yandel; Alexis y Fido… todos dúos de puertorriqueños.
¿Cuál es su secreto? ¿Poderío económico como para imponer su cultura? ¿Idolatría? ¿Ser la máxima expresión de amalgama de razas y culturas en un solo país? ¿La magia de la máxima expresión del capitalismo?
¿Por qué soy abominable? Parte #02 (en un día de discusión arcaica y súper-bananerismo)
En pos de seguir diferenciándonos del primer mundo pensante y desarrollado (Holanda, Bélgica, España, Canadá, Noruega, Suecia e Islandia por citar ejemplos), seguimos debatiendo temas que se trataron hace años en gran parte de los países desarrollados del mundo: matrimonio y adopción entre personas del mismo sexo.
Semana tras semana una nueva discusión arcaica me sorprende. Desde el subsidio a la niñez (¿cómo es posible oponerse a darle de comer a los chicos de nuestro país?) hasta la despenalización al consumo de marihuana (¿en qué código moral el drogadicto es delincuente?). Hoy… una nueva discusión arcaica: matrimonio gay.
Ante “el debate”, apareció en pantalla la “gente común”. Y algunos daban miedo. La influencia de la religión en la gente me da miedo. Que mis compatriotas argentinos no se guíen por el razonamiento me da miedo.
Frente a este panorama en mi querida Argentina, les alcanzo una nueva entrega de mi clásico “¿Por qué soy abominable?”:
Vale aclarar que, a pesar de todo lo anterior, no fumo marihuana, no abortaría a un potencial hijo (sea con la mujer que sea, accidental o “súper-accidental”), y el matrimonio gay así como la eutanasia no afectan mi vida personal (por lo menos por ahora).
Otra aclaración: No estoy en contra de quienes se oponen al matrimonio gay, dado que en la gran mayoría de los casos descubrí que sus posiciones retrógradas están basadas más en ignorancia que en falta de valores morales. Estoy en contra de su posición pero no los juzgo como personas, dado que, por lo que observé, parecen ser seres sin sentido crítico o raciocinio alguno. Ante tal situación, es imposible la discusión.
Haciendo paralelismos, siempre me gusta citar las bondades de un buen debate entre “Capitalismo y Socialismo” que suele servir para encontrar diferencias enriquecedoras. Yo soy ultra-capitalista, pero respeto en un 100% a quien defiende al socialismo, pues en general son personas pensantes que buscan el bienestar general al igual que yo (y como en el campo económico nadie tiene la verdad absoluta, cualquier teoría es discutible). Sin embargo, en los campos de “Ciencia/Pensamiento vs. Religión/Fantasía” el debate no suele tener sentido, pues mientras la ciencia debate sobre teorías, la religión impone verdades (basadas en comprobadas fantasías). Y cuando ese debate se traslada a valores morales fuertemente atados a esa religión, la discusión es inexistente. Una parte intenta pensar la mejor solución posible para poner en pie de igualdad a todos sus habitantes, pero la otra cierra sus puertas mentales al pensamiento.
Tal como ahora sabemos que los faraones egipcios no eran dioses, los integrantes de las monarquías europeas medievales no eran enviados “del más allá”, los negros y los blancos son iguales y el divorcio no es “un pecado como para arder infierno”; quien actualmente se opone al matrimonio gay, será juzgado indiscutiblemente por la historia como un retrógrado sin código moral.
Para sumarle un par de líneas al último párrafo, les dejo una frase escupida por el obispo más progresista en el tema del divorcio vincular en el año 1982: “El divorcio es un mal, pero es un mal para los católicos, y no podemos imponer en una sociedad plural una ley que toca a los católicos. Son los católicos los que tienen que cumplirla y no el resto.” Este muchacho -Justo Oscar Laguna- era el más abierto (sic) de toda la Iglesia católica (no cito a los más cerrados pues sus palabras son irrepetibles).
Por favor… ¡Basta de religión en debates intelectuales! Pues si vamos a basarnos en la Biblia, tendríamos que empezar a esclavizar a todos los no-israelitas, discriminar a los discapacitados (pues no son merecedores de acercarse a Dios) y matar a pedradas a todos los “indóciles, rebeldes, libertinos o borrachos”.
Semana tras semana una nueva discusión arcaica me sorprende. Desde el subsidio a la niñez (¿cómo es posible oponerse a darle de comer a los chicos de nuestro país?) hasta la despenalización al consumo de marihuana (¿en qué código moral el drogadicto es delincuente?). Hoy… una nueva discusión arcaica: matrimonio gay.
Ante “el debate”, apareció en pantalla la “gente común”. Y algunos daban miedo. La influencia de la religión en la gente me da miedo. Que mis compatriotas argentinos no se guíen por el razonamiento me da miedo.
Frente a este panorama en mi querida Argentina, les alcanzo una nueva entrega de mi clásico “¿Por qué soy abominable?”:
- Porque estoy a favor del matrimonio y de la adopción entre personas del mismo sexo
- Porque estoy a favor del aborto legalizado (¡solo en las primeras semanas del embarazo!)
- Porque estoy a favor de la despenalización al consumo de marihuana
- Porque estoy a favor de la eutanasia
- Porque, a pesar de sostener todo lo anterior, no me considero progresista, sino tan sólo una persona que usa el SENTIDO COMÚN (a diferencia del común de la gente que se guía por fantasías y códigos morales atados a patéticas invenciones religiosas).
Vale aclarar que, a pesar de todo lo anterior, no fumo marihuana, no abortaría a un potencial hijo (sea con la mujer que sea, accidental o “súper-accidental”), y el matrimonio gay así como la eutanasia no afectan mi vida personal (por lo menos por ahora).
Otra aclaración: No estoy en contra de quienes se oponen al matrimonio gay, dado que en la gran mayoría de los casos descubrí que sus posiciones retrógradas están basadas más en ignorancia que en falta de valores morales. Estoy en contra de su posición pero no los juzgo como personas, dado que, por lo que observé, parecen ser seres sin sentido crítico o raciocinio alguno. Ante tal situación, es imposible la discusión.
Haciendo paralelismos, siempre me gusta citar las bondades de un buen debate entre “Capitalismo y Socialismo” que suele servir para encontrar diferencias enriquecedoras. Yo soy ultra-capitalista, pero respeto en un 100% a quien defiende al socialismo, pues en general son personas pensantes que buscan el bienestar general al igual que yo (y como en el campo económico nadie tiene la verdad absoluta, cualquier teoría es discutible). Sin embargo, en los campos de “Ciencia/Pensamiento vs. Religión/Fantasía” el debate no suele tener sentido, pues mientras la ciencia debate sobre teorías, la religión impone verdades (basadas en comprobadas fantasías). Y cuando ese debate se traslada a valores morales fuertemente atados a esa religión, la discusión es inexistente. Una parte intenta pensar la mejor solución posible para poner en pie de igualdad a todos sus habitantes, pero la otra cierra sus puertas mentales al pensamiento.
Tal como ahora sabemos que los faraones egipcios no eran dioses, los integrantes de las monarquías europeas medievales no eran enviados “del más allá”, los negros y los blancos son iguales y el divorcio no es “un pecado como para arder infierno”; quien actualmente se opone al matrimonio gay, será juzgado indiscutiblemente por la historia como un retrógrado sin código moral.
Para sumarle un par de líneas al último párrafo, les dejo una frase escupida por el obispo más progresista en el tema del divorcio vincular en el año 1982: “El divorcio es un mal, pero es un mal para los católicos, y no podemos imponer en una sociedad plural una ley que toca a los católicos. Son los católicos los que tienen que cumplirla y no el resto.” Este muchacho -Justo Oscar Laguna- era el más abierto (sic) de toda la Iglesia católica (no cito a los más cerrados pues sus palabras son irrepetibles).
Por favor… ¡Basta de religión en debates intelectuales! Pues si vamos a basarnos en la Biblia, tendríamos que empezar a esclavizar a todos los no-israelitas, discriminar a los discapacitados (pues no son merecedores de acercarse a Dios) y matar a pedradas a todos los “indóciles, rebeldes, libertinos o borrachos”.
La nefasta y sorprendente máquina del tiempo del siglo XXI
Después de bastante tiempo sin un post que me demande investigación en serio, he aquí algo nuevo. A través de los siguientes párrafos traté de plasmar con datos concretos y apreciaciones personales mi posición sobre la frágil línea que separa el “pasado” de nuestro actual “presente”.
Dado que no hay UNA realidad, sino MUCHAS realidades; me decidí por hablar sobre los viajes en el tiempo. Sin ser Hiro Nakamura ni Marty McFly, podemos “transportarnos” y ver realidades actuales que parecen calcadas de lo vivido en Europa u otras partes del mundo occidental hace siglos.
¿Querés ir a la Europa de principios de la Edad Media?
Un poco de historia
La Alta Edad Media abarca el período de tiempo que se desarrolló entre la caída del Imperio Romano de Occidente hasta aproximadamente el año 1000. Estos años forman parte de lo que comúnmente se conoce como “Edad Oscura” (dado que se recuperaron pocas fuentes de información para reconstruir la realidad histórica del período).
Según varios historiadores, en estos años, la gente sobrevivía gracias a una agricultura de subsistencia. La vida era dura, breve y brutal. La media de esperanza de vida era de 30 años, sesgada por una alta tasa de mortalidad en la población infantil y femenina (debido a las dificultades en los partos). Pueden consultar un poco más sobre este período aquí.
Un poco de actualidad
Para vivir esa experiencia se pueden tomar un avión a Johannesburgo (Sudáfrica) y de ahí con un par de micros podrán acceder al Reino de Lesoto que; a diferencia de lo que muestra Coca-Cola aquí, aquí, aquí y aquí; es un territorio olvidado en el tiempo. Se independizó del Reino Unido en 1966 y hoy es una monarquía parlamentaria constitucional (desde 1993).
El potencial económico de Lesoto es tan débil que una de sus dos principales fuentes de ingresos es la emisión de sellos postales (destinados principalmente al coleccionismo). La otra, obviamente, es la agricultura de subsistencia (trigo, maíz, frutas y verduras). Tal como en la Edad Media, principalmente por culpa del VIH que afecta al 30% de las dos millones de personas que integran este pequeño reino. la esperanza de vida de los lesotenses es de 34 añosSU PIB per cápita anual ronda los ¡1500 dólares! (En Argentina es de 14.500, en EE.UU. de 47.000 y en Luxemburgo de 79.000). Eso, sumado a la extrema desigual distribución de la riqueza, deja a la gran mayoría de sus habitantes en la pobreza extrema.
¿Querés viajar a la Antigüedad?
Un poco de historia
Este período de tiempo se caracterizó por la aparición de las primeras ciudades (muy superiores a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político organizado (con la aparición de reyes y palacios), los primeros intentos de realizar comercio de larga distancia así como por cambios económicos (transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal desde la crisis del siglo III) así como religiosos (sustitución del paganismo politeísta por los monoteísmos teocéntricos).
A mediados del período que conocemos como “antigüedad”, mientras que las civilizaciones grecorromanas instauraban los conceptos de libertad y ciudadanía para una minoría sostenido por el trabajo esclavo, los “asiáticos” (Egipto, Babilonia, India o China) se caracterizaban por la existencia de un poder omnímodo en la cúspide del imperio y el pago de tributos por las comunidades campesinas sujetas a él pero de condición social libre (había esclavos, pero no eran la fuerza de trabajo principal).
Un poco de actualidad
Nuevamente para apreciar una realidad ACTUAL aún más cruel que la que se vive en el reino de Lesoto pueden visitar otro reino cercano: Suazilandia. Tal como en los pueblos orientales de la Antigüedad, la sociedad de Suazilandia vive casi exclusivamente para mantener el suntuoso estilo de vida de su rey (Mswati III).
En este Reino sin salida al mar, que se encuentra en el sur del continente africano, tres cuartas partes de la población vive bajo el umbral de la indigencia, el 43% está infectado con el virus del VIH (el mayor porcentaje del mundo) y la esperanza de vida al nacer es de 32 años (la menor del mundo).
Mientras tanto, el Rey cuenta con una flota de limusinas, un jet de lujo (que costó ¡¡¡un cuarto del presupuesto nacional!!!) y suntuosos palacios para albergar a sus muchas esposas.
Suazilandia es una monarquía absoluta, donde el Rey es el Jefe de Estado y ejerce los poderes ejecutivo y legislativo (directamente o a través de ministros por él elegidos). El Rey es polígamo pero una de sus esposas es considerada la “Reina Madre” que es vista como una líder espiritual para el pueblo suazili.
Las críticas al Rey Mswati III no sólo pasan por la forma autocrática de gobernar, sino también por la polémica tradición de elegir una nueva esposa cada año a través del “Baile de la Caña”. Esta ceremonia consiste en 50.000 vírgenes suazilis en topless que se reúnen frente al Rey para cantarle tributos. De entre esas millares de jóvenes el rey elige una nueva esposa/reina cada año (convirtiéndose ésta en una de las poquitísimas posibilidades de ascenso social dentro de la sociedad suazili).
El actual rey Mswati III gobierna desde 1986 y actualmente tiene 13 esposas. Su padre, Sobhuza II, reinó durante 60 años, se casó con 70 mujeres y tuvo 210 hijos.
¿Sos un ambicioso que quiere volver miles de años en el tiempo? ¡También es posible!
¡A la prehistoria también podés llegar!
(desde la aparición del hombre hasta el 3000 a.C.)
Aunque parezca mentira, ni el Google Earth ni los satélites modernos ni ninguna otra parafernalia tecnológica, puede mostrarnos el 100% del mundo actual. Todavía en el siglo XXI se siguen descubriendo pueblos indígenas nunca antes contactados por el “mundo moderno”. A estos pueblos indígenas que optan por vivir en el aislamiento voluntario o directamente desconocen de la existencia de “otra humanidad”, se los conoce como “uncontacted people” o “lost tribes”. Advertencia… ¡lo que sigue te puede volar la cabeza! ¡Muuuy flashero! :O
En Mayo del 2008 se descubrió (¡y fotografió!) una tribu nunca antes contactada en medio de uno de los lugares más aislados de la selva amazónica (en el límite entre Perú y Brasil).
Como verán, los habitantes de este poblado usan arcos y flechas, colorean sus cuerpos de rojo o negro (¿dependiendo de alguna escala social?) y es imposible saber si ya conocían de la existencia del “resto de la humanidad” dado que, ante la aparición del helicóptero cerca de su lugar de residencia, mezclan caras de terror con preparadas tácticas defensivas. ¿Ya se habrían cruzado con algún “moderno” que no la contó y por eso esta sociedad aún seguía “sin existir” para nosotros, el resto del mundo?
Otro caso igual de llamativo pero de diferentes características se da en la “North Sentinel Island”, que es una pequeñísima isla de 72km2 ubicada en la Bahía de Bengala dentro del Océano Índico. El territorio depende oficialmente de la India, pero el gobierno de dicho país ha reconocido en varias oportunidades que no interviene para nada en la sociedad que habita la pequeña isla, pues allí vive la tribu conocida más aislada del mundo.
Los habitantes se conocen como “Sentinelese” (ni el nombre de la isla ni su gentilicio tienen traducción al castellano) y aún no utilizan la agricultura. Tal como en la prehistoria, su dieta es una combinación de carne proveniente de animales cazados así como frutas y verduras recolectadas. Los científicos creen que los “Sentinelese” llegaron a la isla hace 60.000 años cuando se dio la primera expansión humana por fuera de África. Dada esta exclusión total del resto de la humanidad, estos habitantes poseen una genética única en el mundo y aún conservan excelentes índices de salud (a diferencia de otras tribus “contactadas” que adquirieron varias enfermedades de sus visitantes). En el censo del 2001 se calculó que vivían 39 personas en la isla, aunque dado que los “Sentinelese” son altamente agresivos con los “extranjeros” nadie ha pisado la isla como para conocer a fondo la cultura de la tribu (ni su cantidad real de habitantes). Pueden seguir sorprendiéndose aquí, aquí y aquí.
Dado que no hay UNA realidad, sino MUCHAS realidades; me decidí por hablar sobre los viajes en el tiempo. Sin ser Hiro Nakamura ni Marty McFly, podemos “transportarnos” y ver realidades actuales que parecen calcadas de lo vivido en Europa u otras partes del mundo occidental hace siglos.
¿Querés ir a la Europa de principios de la Edad Media?
Un poco de historia
La Alta Edad Media abarca el período de tiempo que se desarrolló entre la caída del Imperio Romano de Occidente hasta aproximadamente el año 1000. Estos años forman parte de lo que comúnmente se conoce como “Edad Oscura” (dado que se recuperaron pocas fuentes de información para reconstruir la realidad histórica del período).
Según varios historiadores, en estos años, la gente sobrevivía gracias a una agricultura de subsistencia. La vida era dura, breve y brutal. La media de esperanza de vida era de 30 años, sesgada por una alta tasa de mortalidad en la población infantil y femenina (debido a las dificultades en los partos). Pueden consultar un poco más sobre este período aquí.
Un poco de actualidad
Para vivir esa experiencia se pueden tomar un avión a Johannesburgo (Sudáfrica) y de ahí con un par de micros podrán acceder al Reino de Lesoto que; a diferencia de lo que muestra Coca-Cola aquí, aquí, aquí y aquí; es un territorio olvidado en el tiempo. Se independizó del Reino Unido en 1966 y hoy es una monarquía parlamentaria constitucional (desde 1993).
El potencial económico de Lesoto es tan débil que una de sus dos principales fuentes de ingresos es la emisión de sellos postales (destinados principalmente al coleccionismo). La otra, obviamente, es la agricultura de subsistencia (trigo, maíz, frutas y verduras). Tal como en la Edad Media, principalmente por culpa del VIH que afecta al 30% de las dos millones de personas que integran este pequeño reino. la esperanza de vida de los lesotenses es de 34 añosSU PIB per cápita anual ronda los ¡1500 dólares! (En Argentina es de 14.500, en EE.UU. de 47.000 y en Luxemburgo de 79.000). Eso, sumado a la extrema desigual distribución de la riqueza, deja a la gran mayoría de sus habitantes en la pobreza extrema.
¿Querés viajar a la Antigüedad?
Un poco de historia
Este período de tiempo se caracterizó por la aparición de las primeras ciudades (muy superiores a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político organizado (con la aparición de reyes y palacios), los primeros intentos de realizar comercio de larga distancia así como por cambios económicos (transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal desde la crisis del siglo III) así como religiosos (sustitución del paganismo politeísta por los monoteísmos teocéntricos).
A mediados del período que conocemos como “antigüedad”, mientras que las civilizaciones grecorromanas instauraban los conceptos de libertad y ciudadanía para una minoría sostenido por el trabajo esclavo, los “asiáticos” (Egipto, Babilonia, India o China) se caracterizaban por la existencia de un poder omnímodo en la cúspide del imperio y el pago de tributos por las comunidades campesinas sujetas a él pero de condición social libre (había esclavos, pero no eran la fuerza de trabajo principal).
Un poco de actualidad
Nuevamente para apreciar una realidad ACTUAL aún más cruel que la que se vive en el reino de Lesoto pueden visitar otro reino cercano: Suazilandia. Tal como en los pueblos orientales de la Antigüedad, la sociedad de Suazilandia vive casi exclusivamente para mantener el suntuoso estilo de vida de su rey (Mswati III).
En este Reino sin salida al mar, que se encuentra en el sur del continente africano, tres cuartas partes de la población vive bajo el umbral de la indigencia, el 43% está infectado con el virus del VIH (el mayor porcentaje del mundo) y la esperanza de vida al nacer es de 32 años (la menor del mundo).
Mientras tanto, el Rey cuenta con una flota de limusinas, un jet de lujo (que costó ¡¡¡un cuarto del presupuesto nacional!!!) y suntuosos palacios para albergar a sus muchas esposas.
Suazilandia es una monarquía absoluta, donde el Rey es el Jefe de Estado y ejerce los poderes ejecutivo y legislativo (directamente o a través de ministros por él elegidos). El Rey es polígamo pero una de sus esposas es considerada la “Reina Madre” que es vista como una líder espiritual para el pueblo suazili.
Las críticas al Rey Mswati III no sólo pasan por la forma autocrática de gobernar, sino también por la polémica tradición de elegir una nueva esposa cada año a través del “Baile de la Caña”. Esta ceremonia consiste en 50.000 vírgenes suazilis en topless que se reúnen frente al Rey para cantarle tributos. De entre esas millares de jóvenes el rey elige una nueva esposa/reina cada año (convirtiéndose ésta en una de las poquitísimas posibilidades de ascenso social dentro de la sociedad suazili).
El Rey tomando nota mental sobre las virtudes de sus pobladoras para poder seleccionar correctamente a la nueva reina.
El actual rey Mswati III gobierna desde 1986 y actualmente tiene 13 esposas. Su padre, Sobhuza II, reinó durante 60 años, se casó con 70 mujeres y tuvo 210 hijos.
¿Sos un ambicioso que quiere volver miles de años en el tiempo? ¡También es posible!
¡A la prehistoria también podés llegar!
(desde la aparición del hombre hasta el 3000 a.C.)
Aunque parezca mentira, ni el Google Earth ni los satélites modernos ni ninguna otra parafernalia tecnológica, puede mostrarnos el 100% del mundo actual. Todavía en el siglo XXI se siguen descubriendo pueblos indígenas nunca antes contactados por el “mundo moderno”. A estos pueblos indígenas que optan por vivir en el aislamiento voluntario o directamente desconocen de la existencia de “otra humanidad”, se los conoce como “uncontacted people” o “lost tribes”. Advertencia… ¡lo que sigue te puede volar la cabeza! ¡Muuuy flashero! :O
En Mayo del 2008 se descubrió (¡y fotografió!) una tribu nunca antes contactada en medio de uno de los lugares más aislados de la selva amazónica (en el límite entre Perú y Brasil).
Como verán, los habitantes de este poblado usan arcos y flechas, colorean sus cuerpos de rojo o negro (¿dependiendo de alguna escala social?) y es imposible saber si ya conocían de la existencia del “resto de la humanidad” dado que, ante la aparición del helicóptero cerca de su lugar de residencia, mezclan caras de terror con preparadas tácticas defensivas. ¿Ya se habrían cruzado con algún “moderno” que no la contó y por eso esta sociedad aún seguía “sin existir” para nosotros, el resto del mundo?
Otro caso igual de llamativo pero de diferentes características se da en la “North Sentinel Island”, que es una pequeñísima isla de 72km2 ubicada en la Bahía de Bengala dentro del Océano Índico. El territorio depende oficialmente de la India, pero el gobierno de dicho país ha reconocido en varias oportunidades que no interviene para nada en la sociedad que habita la pequeña isla, pues allí vive la tribu conocida más aislada del mundo.
Los habitantes se conocen como “Sentinelese” (ni el nombre de la isla ni su gentilicio tienen traducción al castellano) y aún no utilizan la agricultura. Tal como en la prehistoria, su dieta es una combinación de carne proveniente de animales cazados así como frutas y verduras recolectadas. Los científicos creen que los “Sentinelese” llegaron a la isla hace 60.000 años cuando se dio la primera expansión humana por fuera de África. Dada esta exclusión total del resto de la humanidad, estos habitantes poseen una genética única en el mundo y aún conservan excelentes índices de salud (a diferencia de otras tribus “contactadas” que adquirieron varias enfermedades de sus visitantes). En el censo del 2001 se calculó que vivían 39 personas en la isla, aunque dado que los “Sentinelese” son altamente agresivos con los “extranjeros” nadie ha pisado la isla como para conocer a fondo la cultura de la tribu (ni su cantidad real de habitantes). Pueden seguir sorprendiéndose aquí, aquí y aquí.
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