Este post lo comenzaré con una confesión: ¡Soy vago! ¡Me tira la vagancia! Necesito auto-obligarme a HACER porque, de lo contrario, me encapsulo en el pensar (Referencia obligada: “Los invito a vivir en mi nube de pedos”).
Transpolando ese problema de la “vida misma” a este glorioso blog es que llegué a la situación en la cual tengo 116 ideas para posts pero ningún artículo escrito en su totalidad (y menos aún con la perspicacia y la coherencia que caracterizan al Cerdo Capitalista =P). ¡Tengo más ideas para nuevos posts que “papers” ya materializados y posteados! (sólo hay 87 entradas ya publicadas en el Cerdo). Algo así como todo lo contrario a lo que le pasa a mi maestro virtual del mundo blogger, Santiago Bilinkis, un tipo de armas tomar.
Todo esto viene a colación de que hoy, un domingo medio nublado de Noviembre, voy a escribir una breve anécdota que me quedó pendiente postear desde mis vacaciones veraniegas (¡en Febrero!).
El 13 de Febrero partí para el Noroeste argentino (NOA), que abarca montañas, valles, quebradas, sierras, yungas y altiplanicies por las provincias de Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán. Mi viaje (más que recomendado para todo argentino y no-argentino que quiera experimentar algo nuevo) involucró pasar por San Miguel de Tucumán, Tafí del Valle, Amaicha del Valle, Cafayate, Salta, Humahuaca, La Quiaca, Tilcara y San Salvador de Jujuy. Fueron dos semanas intensas, una de las cuales fueron una nueva experiencia: mis primeras vacaciones en solitario (sin amigos, novia, familia, etc.).
Todas las localidades por donde pasé tienen una combinación de paisajes naturales, costumbres, cultura y gente dignas de un centro turístico de máxima calidad a nivel mundial. ¡Pero hay algo que falla! Los niveles de pobreza son altísimos. La calidad de vida del común de la gente es bajísima. ¿Por qué?
En este viaje es que descubrí dos realidades: el espíritu emprendedor-empresarial en el norte argentino es un bien escasísimo, pero los que sí tienen ese espíritu de lucha con colmillos afilados y vista firme en el futuro, son unas fieras dignas de aplausos. ¡He allí el foco de este post: en esos pocos emprendedores que me crucé y me sorprendieron!
El sábado 20 de febrero de 2010 llegué a Humahuaca en busca del carnaval (desde Salta). Hasta ese momento venía reservando hostels por Internet con algo de anticipación, pero en este caso me la jugué sin reserva, por lo que al llegar a este nuevo destino entré a preguntarle a la gente por hospedaje. Por esas improbabilidades de la vida, le pregunto a una chica que estaba en el bar de la estación de micros y ésta no solo me recomienda un hostal sino que me dice que no me haga problemas que ya mismo estaba llamando a su marido para que me pase a buscar y me lleve al lugar (para que no me pierda). ¡Y todo por el mismo precio que venía pagando en otros lugares por hostels medio pelo!
El hostal resultó llamarse “La vasija” y sus dueños eran la misma pareja que poseía la concesión del bar de la terminal de micros. El espíritu servicial, la limpieza y la prolijidad del lugar me llamaron la atención: eran magníficos. Mi nivel de sorpresa bajó al poder cruzar un par de palabras con la dueña una mañana: ¡era tremenda emprendedora y se quería comer el mundo (con base en la puna jujeña)!
Después de Humahuaca, crucé a Bolivia para conocer (aunque sea un poquito más) a nuestros vecinos bolivianos, y terminé regresando por La Quiaca (donde me hospedé una noche nomás). Allí, en esa ciudad a 3450 metros de altitud, me volví a sorprender: ¡otra fiera emprendedora suelta en la puna jujeña!
Una noche fui a comer al restaurant-bar “La Negrita”: increíble atención en un lugar sorprendentemente bien puesto (un par de LCD’s pasando recitales, iluminación acorde, barra “a tono”… todo mantenía una línea, una idea, un concepto… un ejemplo para una clase de marketing en microempresas). El menú incluía pocos platos pero acordes y el “mozo” del lugar era fabulosamente atento, sin caer en la molestia o la pesadez.
Al respecto: Un primo español de mi madre tenía un restaurant de lujo en Madrid: atendía a los clientes más pudientes de la ciudad más grande y poblada de nuestra “patria grande”. Yo pude ver como su experiencia gastronómica lo convertía en una persona excelentemente servicial y atenta; ideal para desempeñarse en ese ámbito.
Volviendo al Noroeste Argentino, este pibe de “La Negrita” de La Quiaca no tenía nada que envidiarle al primo español de mi madre. Su restaurant no era ni una décima del otro, pero su potencial como emprendedor era más que evidente. Ante esta perspicaz conclusión que saqué mientras le entraba a un lomito completo con una Corona, me surgió la duda: este pibito era muy joven pero no podía ser mozo (y si lo era, no lo iba a ser por mucho tiempo). Por eso le pregunté: “¿Vos sos el dueño de acá?”. “Sí sí… ¿Cómo se dio cuenta?” me respondió. Esa noche me fui felicitándolo por la atención y dejándole una frase para que medite (=P): “Si seguís haciendo las cosas como las estás haciendo, cuando vuelva en unos años estoy seguro que vas a ser el dueño de la mitad de Jujuy”. ¡Y no le estaba mandando fruta!
Como bien dije antes, al pasar de Tucumán a Salta me sorprendí de la poca actitud emprendedora-empresarial que tenía la gente dueña de negocios: ¡cero! En cambio, estos dos ejemplos eran lo opuesto: más emprendedores que los muchachos que colman las aulas de la San Andrés o el IAE estudiando para después “hacer entrepreneurship”. ¡Grosos!
Desde aquí, un porteño los admira y les dice: “¡Sigan ese camino! ¡Mis más sentidas felicitaciones!”
¡Viva Jujuy! ¡Viva Argentina!
3 comentarios:
Buen Post.
Sería muy bueno poder desarrollar esos perfiles emprendedores del norte del pais y brindarles las mismas oportunidades que podemos llegar a tener desde Bs As.
Abrazo
t.
Muy lindo el post!
Yo estuve en Salta y Jujuy hace un par de años y armé también unas notas sobre el viaje... http://spanish.bilinkis.com/2009/01/salta-jujuy/
Saludos!
Tengo muchas ganas de conocer JUjuy, y ya que tengo hecha una reserva en un hostel en Salta por una promocion que consiguio mi novio, creo que aprovecharemos el viaje para conocer otras provincias tambien.
Con 3 dias para recorrer un poco Jujuy alcanza o es demasiado poco? que opinan?
Publicar un comentario