La falta de objetivos lleva a la mediocridad. E’ así. Pero… ¿qué es “falta de objetivos”?
Día a día me sorprende la falta de ambición, la poca “hambre de gloria” que hay en la gente de mi edad. Y no estoy hablando de dinero, fama, poder, empresarialidad o negocios (tópicos picantes del blog, pero no únicos). Hablo de “hambre de gloria” como razón para moverse hacia adelante (en un trabajo, en la vida, en una relación, en una carrera, en un intento, en un hacer, en lo que sea… desde recorrer América cual hippie a lo Che Guevara hasta recorrer fábricas para comprar mercaderías y empezar con mi negocito de compraventa… desde tener un hijo a escribir un libro… desde hacer reingeniería estratégica con el negocio familiar hasta comprarse el primer kiosco de diarios para sentirse ya empresario).
Que nadie sepa concretar su “objetivo de vida” no sorprende. Pero sí sorprende que nadie se plantee “¿cuál puede ser mi objetivo de vida?”. Yo me lo planteo, pero no obtengo respuestas consecuentes todos los días. Un día me parece que voy por el camino “A”, otro día por el camino “E”, otro día por el camino “I”. Aunque sea, puedo decir que me gusta el camino de las vocales (=P). La mayoría de la gente no.
Como bien dice mi amigo José Ingenieros: “Siempre habrá, por fuerza, idealistas y mediocres.”
Que casi nadie responda con un objetivo concreto ante la pregunta: “¿Cuál es el objetivo de tu vida?” no sorprende. Lo que sorprende es que la gran mayoría divaga sin decir absolutamente nada… ¡pero nada!
Por el impacto que lo anterior generó en mí es que esta semana me estoy tomando el trabajo de “autodefinirme” o, mejor dicho, de “autodefinir mi camino”. Aplicando algunos conocimientos súper básicos de mi amplia carrera universitaria, comencé haciendo un paralelismo entre los conceptos de visión, misión, objetivos y metas empresariales con mi vida personal. En un proceso duro, pero que se dejó roer, llegué a algunas respuestas. Las comparto con ustedes en las próximas líneas…
¿Cuál es mi visión? Ser trascendente.
¿Cuál es mi misión? Cambiar el mundo.
¿Cuáles son mis objetivos en la vida?:
1. Ser feliz.
2. Amar y ser amado.
3. Conocer y descubrir.
4. Potenciar mis fortalezas.
5. Aprovechar todas las oportunidades.
6. Tener la mejor vida posible.
¿Cuáles son mis metas? Mmm… Acá sí que se complicó. No sé. ¿Metas?
¿Tiene sentido plantearse objetivos sociales o culturales en términos de “metas” (involucrando una cuantificación del objetivo)? ¿Tiene sentido plantearse como meta conocer a mil personas, tomar una birra semanal con veinte amigos o tener sexo con cien mujeres? ¿Tiene sentido plantearse como meta leer cinco mil libros, conocer cincuenta países, nadar en veinte mares, casarse tres veces o asistir a cien conferencias? ¿Tiene sentido plantearse como meta tener un millón de dólares, alcanzar un sueldo mensual de diez mil pesos, tener diez hijos o vivir cien años? ¿Tiene sentido?
No lo sé.
Lo único que sé es que hay que movilizarse, plantearse “un camino”. ¿Cómo determinar ese camino? Es una decisión súper personal. Conozco gente que tiene un camino único: acumular un millón de dólares. Otros también: tener sexo con cien mujeres. Otros también: tener diez departamentos… ¿Son “buenos” caminos? ¿Quién los juzga? ¿Yo? ¿Yo, con mi singularidad cargada de emociones y percepciones únicas? ¿Estoy capacitado para juzgar el camino de otro? Nuevamente… no lo sé. Pero sí se que tengo que plantear (y entender, y amar, y comprometerme con, y empezar a caminar) ¡mi propio camino! ¡Y qué jodido que es eso! No sé ni por dónde arrancar. ¿Quiero ser empresario? ¿Qué tipo de empresario? ¿Cómo empiezo? ¿Cómo salto de empleado en relación de dependencia a capitalista? ¿Quiero ser capitalista o me estoy confundiendo empresario con dueño del factor capital? ¿Se lo que es ser empresario? Dudas, dudas. Existenciales. ¿Amo a mi novia, o la quiero mucho? ¿Quiero planear un futuro con ella? ¿Entiendo hacia dónde está yendo nuestra relación? ¿Entiendo dónde está HOY nuestra relación? Dudas, dudas. Existenciales. ¿Para qué estudié lo que estudié? Lo decidí con convicción, pero fue hace mucho. ¿Decidí correctamente? ¿Qué hago ahora con mi título? Este papelito carga con horas de sangre, sudor y lágrimas, pero… ¿lo vale? ¿Para dónde encaro? Dudas, dudas. Existenciales. ¿Quiero relacionarme con gente de dinero o con gente inteligente? ¿Una cosa quita a la otra o están correlacionadas? ¿En qué ámbitos de gente me quiero mover? ¿Dónde quiero hacer nuevos amigos? ¿Por qué quiero hacerme nuevos amigos ahí? ¿Qué busco? ¿Qué significa esa búsqueda? ¿Por qué me planteo el por qué? Dudas, dudas. Existenciales.
Pero buen… Volviendo a las metas… ¡Hay que determinarlas! No puede terminar todo en los objetivos. Ser feliz es MUY amplio. Es un súper pensamiento esto de determinar metas antes de los 30. Estoy poniendo en funcionamiento ¡a pleno! a mis neuronas. Eso me gusta.
En un primer flash, lo que se me ocurre es dividir a las metas en sociales, educativas-culturales, competitivas, de calidad de vida y trascendentales (cinco categorías… inventadas por mí…¡pero que copadas que quedaron!).
Dentro de las metas sociales entraría el conocer gente, forjar amistades, amar a una mujer (o a muchas), cultivarse con personalidades distintas a la mía, conocer a gente “hecha a sí misma” (empresarios, deportistas de elite, multimillonarios, presidentes, etc.), etc.
Dentro de las educativas-culturales entraría el estudiar varias carreras de grado y de posgrado, leer libros, conocer países, nadar en diferentes mares, ver variedad de películas, obras de teatro y series, hacer cursos, asistir a conferencias, DAR conferencias, ir a estadios deportivos y/u otros colosos arquitectónicos, etc. En esta categoría capaz que sí uno puede arriesgar ciertos números para definir DE VERDAD algunas metas. Decir que uno tiene como meta terminar cinco carreras de grado no suena tan descabellado (si uno sabe por qué fijó ese número y qué sentido tiene para uno).
Dentro de las competitivas entraría el destacarse en deportes o competencias no-laborales-empresariales logrando ser “el mejor” (o “uno de los mejores”) en X cantidad de disciplinas. A mí me gusta escribir. Una buena meta, sería “convertirme en el primer best-seller argentino de no-ficción”… el number one! =P.
Dentro de la categoría “calidad de vida” entraría el tema de cuántos años vivir y en qué condiciones. Influirá acá claramente cuánto patrimonio tengamos y cuánto sea nuestro ingreso mensual neto. A más guita, más salud, más bienes y mayor comodidad. A no engañarse. Querer más plata no está mal. ¿Mi metas? Vivir 100 años plenos. Tener un ingreso mensual neto de u$s 50.000. Poder tener (y desprenderme de) infinidad de bienes.
Finalmente, dentro de las metas “trascendentales” entraría el tener hijos, fundar empresas (ya no por el hecho de ganar dinero), escribir libros/ensayos (ya no por el hecho de competir), plantar árboles (ya no por el hecho de ser “ecológicamente resopnsable” –aka: marketing social para las corporaciones-), etc. Yo acá también puse algunos números. Quiero fundar 50 empresas, escribir más de 100 libros y plantar más de 10.000 árboles. También me gustaría tener una familia numerosa =D
Si se tomaron unos minutos para leer este pensamiento, les agradecería enormemente que compartan cuál creen que es “su camino” (¿cuál es su visión, misión, objetivos y metas en la vida? ¿lo saben? ¿les interesa saberlo o les parece una gansada total?).
¡Mañana seguimos definiendo “nuestro camino” juntos!
1 comentario:
Buenísimo santi! ya termine el mi análisis,, me parece un buen paso para plantearse un camino de vida
Publicar un comentario