Retomando el post de ayer, sigo con el tema de bajar la pregunta “¿Qué querés ser cuando seas grande?” y, para eso, sigo contando mini-anécdotas personales.
Yo el 31 de Marzo del 2010 (¡hace casi dos años!) empecé a “quemar mis barcos” renunciando a mi empleo y decidiéndome por encarar una nueva aventura autónoma. Medité muchísimo qué podía empezar a hacer y, después de extensas sesiones de pensamiento, me decidí por encarar una actividad (por más pequeña que fuera) que se alinee con mi “futuro deseado” (algo así como mi “visión” de vida profesional y no-profesional). Y en ese momento hice lo que estoy tratando de hacer ahora nuevamente (invitándolos a ustedes a hacerlo conmigo). Allí llegué a la conclusión de que me gustaban muchísimo los negocios, el emprendedorismo, la administración, la comercialización y la edición. Asimismo, en el segundo lugar del podio, me interesaban el periodismo, la comunicación, el cine, la tecnología, las finanzas, la psicología y la “economía conductual” (behavioral economics). En base a eso, decidí que desde ese momento a 20 años, quería ser empresario editorial y experto en marketing de ese rubro. Había determinado que me gustaría ser un “generador de contenidos”, destacarme como escritor/ensayista y ofrecerle también esa posibilidad (de difusión) a otros. En pocas palabras y a modo de resumen, me iba a poner el objetivo de ser empresario, inversor y escritor, así como consultor y conferencista internacional en temas de marketing editorial, entrepreneurship y MiPyMEs.
En base a esa “visión”, iba a nacer en Septiembre del 2010 “Tienda Naranja”, un negocio que hubiese consistido en la venta al por menor de diarios, revistas, cómics, libros, calcomanías, pósters y otros productos editoriales nacionales e internacionales a través de dos canales de distribución diferenciados: paradas de diarios y revistas, así como una tienda de venta por internet (portal web y sitios de subastas online). Finalmente, “Tienda Naranja” quedó en stand-by en busca de su primer punto de venta a la calle (parada de diarios) y aún se está diseñando una pequeñísima tienda virtual con una oferta de productos editoriales que intentará crecer día a día. Por el momento, no estoy trabajando lo suficiente para hacer realidad el proyecto.
Nuevamente, parecía haber hecho un análisis personal y un planteo de “objetivos de vida laborales” sin sentido. Pero… ahí ya da para flashear aún más (como hicimos en el post de ayer): ¿Cuál es el SENTIDO de la vida? Para mí: ¡la felicidad y la creación! Básicamente, lograr algo que quede para el futuro siendo feliz en el camino: Amor, hijos, obras, arte, empresas, bienestar social. ¿Mi carrera me dejaría lugar o facilitaría eso? Porque yo todavía soy lo suficientemente naiv como para querer comerme al mundo; tengo aún mucha hambre de gloria insatisfecha. ¡No quiero terminar siendo un “average Joe”!
¡Quiero asumir un compromiso con la trascendencia! Mi mayor miedo es vivir una vida intrascendente. No quiero llegar a viejo teniendo que pedirme perdón a mí mismo por no haber hecho lo que pude (o tuve) que haber hecho. Por eso también quiero poder “trazar mi camino”. Porque cuando uno no sabe a donde va, todo puede esperar, todo puede quedar para más tarde. ¡Siento que todos tenemos la obligación de descubrir lo trascendental! Para evitar la sensación de vacío existencial, estamos en la obligación moral de dirigir nuestra voluntad y capacidad en pos de un bien supremo (“lo” trascendental). ¿Cuál es nuestro talento innato? Debemos desarrollar nuestro “don” para encontrar la “realización”.
Pensando “en grande” (pero en grande posta), me gustaría setear como mi visión el ser un “World Changer”, un “Media Entrepreneur” groso; un “self-made millionaire”. Ser feliz; potenciar mis fortalezas; conocer y descubrir el mundo y su gente; conocerme, descubrirme y hacerme a mí mismo; así como aprovechar oportunidades para tener la mejor vida posible… Esos serían mis “objetivos de vida”. ¿Pero cómo bajarlos a la realidad? Nuevamente preguntas sin respuesta.
Filosofía. ¡Nos fuimos nuevamente al carajo amiguitos lectores!
Volviendo a la experiencia personal, les cuento que MUCHAS veces he tratado de plantear “mi camino” y ver hacia dónde dirigiría mi carrera profesional. En un momento estaba seguro de que querría ser “Especialista en economía conductual” y, para ello, complementaría mi Licenciatura en Administración de la UBA con un Máster en Psicología Cognitiva, un MBA en el IAE y un Posgrado en marketing en alguna universidad copada del exterior. Pero esa idea tampoco me terminó de cerrar.
Luego, decidí que quería ser “Especialista en gestión de revistas”, por lo que complementaría mi Licenciatura en Administración con un Posgrado en Gestión de PYMES, un MBA en IAE, la carrera de Edición en la facu de Filosofía y un Posgrado en edición de revistas (en una universidad española: única que lo dicta). Pero esa idea tampoco me terminó de cerrar (véase la reiteración de esta última frase =P).
Más tarde, decidí que quería ser “Especialista en Marketing Editorial”, por lo que complementaría mi Licenciatura en Administración con un MBA con Orientación en Marketing de la San Andrés -UdeSA- y la carrera de Edición en la facu de Filosofía. Pero esa idea tampoco me terminó de cerrar.
Finalmente, para no desesperar en el intento de “autodefinir mi futuro” decidí concentrarme en los puntos en común. Para cualquier plan, necesitaría tener tres tipos de antecedentes: Títulos Universitarios; Docencia o Investigación; Antecedentes profesionales (laburos); e idiomas (con inglés y portugués ya estaría hecho). Asimismo, tenía que mover fichas, con tiempo, para conseguir cartas de recomendación copadas para poder hacer mis posgrados con alegría. ¿Cuestión? ¡Había que laburar! Y para ello, me puse como “meta de empleado” (antes de renunciar), alcanzar un cargo directivo en el área de RR.HH. o Marketing Comunicacional de una empresa multinacional líder en su rubro.
Final, final, finalmente (esta vez en serio), hoy (a los 24), redefino mis “metas profesionales” y me parece que sería ideal: Ser especialista en entrepreneurship, marketing y economía conductual (“behavioral economics”); ser empresario editorial de medios impresos y digitales; ser inversor; y ser ensayista, asesor, consultor y conferencista internacional en mi especialidad. Ambicioso. Y jodido de “bajar a la realidad”.
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