Dan Ariely, partiendo de una muy
copada cita (“Para hacer que un hombre codicie algo, basta con hacer que
resulte difícil de obtener”), tira cuatro conceptos interesantes para “anular” la
ley de la oferta y la demanda:
- “Impronta”: Atenerse a una decisión una vez tomada.
- “Ancla”: Primer precio pagado por un producto que tiene un efecto a largo plazo en nuestra predisposición a pagar por el producto en lo sucesivo.
- “Coherencia Arbitraria”: Los precios iniciales son en gran medida “arbitrarios”, y pueden verse influidos por determinadas respuestas a preguntas aleatorias; pero una vez que dichos precios se han establecido en nuestra mente, configuran no solo cuanto estamos dispuestos a pagar por un artículo, sino también cuánto estamos dispuestos a pagar por otros productos relacionados con él; y eso es lo que los hace coherentes.
- “Proceso de reajuste”: Es cambiar un ancla por otra, por ejemplo, si nos duplican el precio de un producto vendiéndonos que es un nuevo tipo o clase (a la larga el nuevo precio pasa a ser nuestra “ancla” para comparar). Esto pasó en Argentina MUY claramente con los chicles Beldent.
Dan sostiene que la economía
tradicional supone que los precios de los productos en el mercado vienen
determinados por un equilibrio entre dos fuerzas: el nivel de producción para
cada precio (oferta) y los deseos de quienes disponen de poder adquisitivo para
cada precio (demanda). El precio en el que confluyen ambas fuerzas determina el
precio en el mercado. Esta idea depende del supuesto de que las dos fuerzas son
independientes, cuando NO lo son. En lugar de ser la predisposición a pagar de
los consumidores la que influye en los precios de mercado, la causalidad se
invierte de algún modo y son los propios precios de mercado los que influyen en
la predisposición a pagar de los consumidores.
Además el Sri Sri Dan Ariely (para los
amigos) dispara contra el librecambismo diciendo que los supuestos beneficios
del libre mercado y el libre cambio no son tan beneficiosos. Si son las anclas,
y la memoria de ellas (pero no las preferencias) las que determinan nuestro
comportamiento, el comercio deja de ser la clave para maximizar nuestra utilidad
(o felicidad) personal. Un mercado libre basado en la oferta, la demanda y la
ausencia de fricción sería el ideal si nosotros fuéramos auténticamente
racionales, pero no lo somos.
¿Qué opinan al respecto?
¿Yo? Las conclusiones de Dan son
geniales, pero un sistema de NO libre mercado, lo único que generaría sería
potenciar esta irracionalidad boludona innata que llevamos todos encima.
Prefiero malas decisiones tomadas entre muchos que malas decisiones tomadas
entre pocos (aka capitalismo vs socialismo+otras-yerbas).
2 comentarios:
jajaja Me encanto lo del "sri sri" obviamente es un adjetivo que es necesario difundir.
Siempre fui de la idea de como el precio de algunos bienes es parte de su valor.
Ejemplo: si me compro una camisa de 1000 $ me estoy comprando una insignia que dice que tengo un status social determinado y eso no tiene nada que ver con la oferta y la demanda. Los fabricantes de esas camisas decidieron salir a venderle al tipo lo que el queria una forma de demostrar lo pulenta q es y para hacer eso tienen que tener un precio super inflado.
Con respecto a lo de que tipo de sistema es beneficioso para la sociedad creo que la discusion pasa más por el poco valor que el trabajo de la persona tiene en el sistema, en un mundo donde automatizar los procesos es tan facil, que mecanismos se alzaran para que encontremos una forma superadora de subsidiar que no sea mantener un puesto de trabajo que no hace a la sociedad toda menos eficiente.
buena entrada, muchos exitos.
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