Como los
emprendimientos nacientes no suelen estar en condiciones de aplicar a créditos
o préstamos bancarios; emisión de obligaciones negociables u otras formas más
tradicionales de financiación; en general, se habla de un ciclo de fuentes de
financiación que incluye, en un caso ideal de crecimiento, las siguientes cinco
etapas:
1.- Fondos Propios: Arriesgar
los morlacos propios siempre es una señal de confianza personal en el proyecto.
Aunque sea poco dinero, si se ponen “las papas al asador” en un primer momento,
será más fácil conseguir aportes de terceros en el futuro. Si invertimos en
nuestro proyecto tan sólo $ 10.000 pero logramos demostrar que eso es mucha
plata para nosotros (porque, por ejemplo, laburamos por $ 6.000 mensuales y
sólo llegamos a ahorrar $ 800 al mes), eso será una genial señal de que el
emprendimiento está en manos de alguien que confía en él mismo (¡que no es
poco!).
2.- FFF (Friends,
Family & Fools = Amigos, Familia y Giles): Manguearle a los conocidos y a
algún que otro pavote suele ser el segundo paso del emprendimiento que aún no
le puede vender nada a nadie más que a un gilún / “fool”. Este paso depende,
casi exclusivamente, del círculo en el cual te movés así que, si naciste pobre,
relacionate con gente de guita porque puede ser más difícil pescar un “fool”
por $ 2.000 que por USD 20.000 (si el primero es un empleado metalúrgico que gana
$ 8.000 mensuales y el segundo un empresario metalúrgico que gana USD 80.000
mensuales). Según stats, esta fuente/etapa de financiación promedia los USD
10.000 en aportes.
3.- Inversores
Ángeles: Como el proyecto ya tomó forma, los ávidos de riesgo lo ven como una
buena alternativa para multiplicar por 100 el capital o perderlo todo (es la
lotería de los ricos; la parte más riesgosa de su cartera). En Argentina, hay
tan solo un organismo que los nuclea (hasta ahora): El Club de Inversores
Ángeles del IAE. Según stats (googleadas), esta fuente/etapa de financiación
aporta entre USD 100.000 y USD 400.000.
4.- Fondos de Capital
de Riesgo (“venture capital”): En EE.UU. hay aprox. 800 firmas que se dedican a
esto. Hay 800 empresas financieras que se dedican a “timbear” (de la forma más
inteligente posible) en emprendimientos de alto potencial. La inteligencia pasa
por la diversificación: son (su nombre lo indica) inversiones DE RIESGO (así
que para mitigarlo hay que hacer muchas apuestas). Suelen realizarse en
“series” (Series A, Series B, etc). En Argentina, este mundillo es casi
inexistente, pero si googlean al respecto algo encontrarán. Lean la opinión de
Santiago Bilinkis sobre esta fuente de financiación en el primer mundo y
en Latinoamérica.
5.- Oferta Pública de Acciones (o IPO = “Initial Public Offering”): Cotizar en bolsa ya queda como última opción (cuando ya la empresa es muy pulenta y con altísimo potencial). La única empresa argentina que cotiza en el Nasdaq es MercadoLibre. El mercado de capitales argentino, por otro lado, es una vergüenza así que mucho espacio no hay para PyMEs prometedoras.
5.- Oferta Pública de Acciones (o IPO = “Initial Public Offering”): Cotizar en bolsa ya queda como última opción (cuando ya la empresa es muy pulenta y con altísimo potencial). La única empresa argentina que cotiza en el Nasdaq es MercadoLibre. El mercado de capitales argentino, por otro lado, es una vergüenza así que mucho espacio no hay para PyMEs prometedoras.
Finalmente, ya no tan
tradicionales, está el Crowdfounding, las Aceleradores, las incubadoras, los Concursos
Emprendedores, los ANRs (Aportes No Reembolsables), los subsidios y los préstamos
de honor (tasa cero si va bien… no se devuelve si quiebra). Todo esto lo
podemos ver en otro post.