Versión
original de Esopo: Una hormiga y una cigarra conviven en un
campito. La hormiga se pasa el verano trabajando (de sol a sol, sin importarle
nada; “se parte el lomo”); mientras que la cigarra se la pasa jodiendo
(cantando, bailando, disfrutando del sol). Al llegar el invierno, la hormiga se
mete en su hormiguero y sobrevive muy bien con todo lo que acumuló (gracias a
su trabajo duro) durante el verano. Finalmente, la cigarra, desprovista de
alimento de tanto joder, acude a pedirle prestado a su vecina la hormiga. La
laboriosa hormiga se compadece de la cigarra, y le regala algunos granos de
arroz, no sin antes advertirle que debe ser previsora, y que “vale más prevenir
que curar”.
Moraleja: ¿Solidaridad y laburo duro?
Versión
“capitalista” de Jean de la
Fontaine y Félix María Samaniego: Igual a la de
Esopo, pero con un pequeño cambio al final. La cigarra, de tanto joder en
verano, termina muriendo en invierno (pues su vecina hormiga no está dispuesta
a compartir su “capital” con alguien que no se lo merece).
Moraleja: El trabajo incesante de la
hormiga se ve recompensado con la supervivencia, mientras que la
despreocupación de la cigarra se paga con la vida.
Versión
“feliz y alegre” de Walt Disney
Tal como en la versión original, las
hormigas laburan y la cigarra se rasca. ¿Vuelta de tuerca? Llega el invierno,
la cigarra se está cagando de hambre y las hormigas (copadas) se compadecen de
la misma, invitándola a su guarida (donde hormigas y cigarra se cagan de risa,
bailan y todos quedan contentos =D). La reina le dice: “Entre hormigas solo los
que trabajan se pueden quedar. Así que… ¡toma tu violín y toca!”.
Moraleja: ¿Solidaridad y laburo copado
(“fullfilling”)?
Versión
“contemporánea” (Sin Autor): Empezado el invierno, la hormiga, exhausta
de tanto trabajar, se metió en su guarida repleta hasta el techo de comida. Alguien
la llamó por su nombre desde afuera y, cuando abrió la puerta, tuvo una
sorpresa cuando vio a su amiga Cigarra dentro de un Audi y con un valioso
abrigo de pieles. La Cigarra le dice: “¡Hola amiga! Voy a pasar el invierno en
París. ¿Podrías cuidar de mi casita?”. La Hormiguita respondió: “¡Pero claro!
Sin problemas. ¿Pero qué ocurrió? ¿Dónde conseguiste el dinero para ir a París,
comprar este Audi y ese abrigo tan bonito?” La Cigarra respondió: “Imagínate
que yo estaba cantando en un bar la semana pasada y a un productor le gustó mi
voz. Firmé un contrato para hacer shows en París. A propósito, ¿necesitas algo
de allá?”. “Oh, Si”, dijo la Hormiguita. “¡Si te encuentras a La Fontaine
(autor de la fábula original), mándalo de mi parte a la mierda!”
Moraleja: Aprovecha la vida, aprende a
dosificar trabajo y diversión, pues trabajar demasiado sólo trae beneficios en
las fábulas de La Fontaine. Trabaja, pero disfruta de la vida, ella es única. ¡Se
feliz!
Versión argenta (Sin Autor): Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera. La cigarra, tiritando, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida, cuando hay otros, con menos “suerte” que ella, que tienen frio y hambre. La televisión organiza un programa en vivo en el que la cigarra sale pasando frio y calamidades y, a la vez, muestran extractos del video de la hormiga bien calentita en su casa y con la mesa llena de comida. Todo mundo se sorprende de que en un país próspero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras hay otros que viven en la abundancia. Las asociaciones contra la pobreza, la APPO, la Sección 22 y la Comisión de Derechos Humanos se manifiestan delante de la casa de la hormiga y la pintarrajean. Los periodistas redactan artículos en los que cuestionan cómo la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al público a opinar en sus encuestas telefónicas, a través de una mañosa pregunta donde tienen que escoger si son partidarios de la igualdad o de la discriminación (como la “egoísta e insensible hormiga”). Respondiendo a las encuestas de opinión, el congreso se pronuncia por una “Ley sobre la igualdad económica” y una “Ley Anti-discriminación”. Los impuestos a la hormiga son elevados notoriamente y, por si fuera poco, se le asigna una altísima multa porque no se hizo cargo de la cigarra, en el invierno. La hormiga, decepcionada, empaca y termina yéndose a otro país, donde su esfuerzo sea reconocido y pueda disfrutar libremente de los frutos de su trabajo, donde no se le juzgue ni se le castigue, cuando tenga éxito.
La antigua casa de la hormiga se
convierte en albergue social para cigarras que esperan a que alguien llegue a
donarles el alimento y los recursos para sobrevivir dignamente. Al gobierno se
le reprocha no poner los medios necesarios. Los partidos proponen una comisión
de investigación pluripartidista, que costará 100 millones de pesos. Entretanto
la cigarra muere de una sobredosis de holganza, comida y cerveza. Los medios de
comunicación comentan el fracaso del gobierno para corregir las desigualdades
sociales y la injusticia económica. La casa termina siendo ocupada por una
banda de arañas inmigrantes.
Moraleja: En Argentina, más vale ladri
que laburante.
Hasta acá vamos. Un pequeño compendio
para formar un post pelotudo pero simpaticón.