Seremos
antifrágiles a una fuente dada de volatilidad si las ganancias potenciales
superan a las posibles pérdidas (y viceversa). Si algo es frágil, la amenaza de
que se rompa implica que todo lo que hagamos para mejorarlo o hacerlo
“eficiente” será inútil si antes no reducimos el riesgo de rotura.
1.- ¿Cómo podemos innovar?
Para empezar, debemos meternos en
algún aprieto serio, pero no irreparable. La innovación y la sofisticación
surgen de una situación inicial de necesidad a la que se responde con algo que
va mucho más allá de satisfacer esa necesidad (por ejemplo, pueden ser efectos
no buscados de un invento o de un intento de inventar algo). “La sofisticación
nace del hambre” (artificia docuit fames).
Ídem: “El hambre agudiza el ingenio.” Lo que innova es el exceso de energía que
se libera al sobre reaccionar a un contratiempo.
Los “modernos” intentan innovar
partiendo de una situación e comodidad, seguridad y previsibilidad en lugar de
aceptar la noción de que la inventiva surge de la necesidad.
2.- ¿Cómo sacar lo mejor de los mejores?
La ausencia de retos perjudica a los
mejores:
- Los
mejores caballos pierden cuando compiten con otros más lentos y ganan con
rivales a su altura.
- Muchos
rinden más en cálculo avanzado que en cálculo básico.
3.- ¿Qué dice nuestra forma de vestir?
Con pocas excepciones, quienes visten
de forma extravagante tienen una reputación robusta o incluso antifrágil; en
cambio, quienes van bien afeitados y llevan traje y corbata hasta en la playa
son frágiles a la información sobre ellos:
- El
artista es antifrágil. Nada que
pueda hacer un escritor y que salga en la primera plana de las revistas
podrá ser perjudicial para su libro. Prácticamente ningún escándalo puede
dañar a un artista.
- Alguien
que gane poco más del salario mínimo, por ejemplo, un obrero de la
construcción o un taxista, no depende demasiado de su reputación y es
libre de tener sus propias opiniones. Son robustos.
- Un mando
intermedio de un banco con una hipoteca sería extremadamente frágil. En realidad sería
totalmente prisionero del sistema de valores, que lo invitaría a ser
corrupto hasta la médula por su adicción a las vacaciones anuales en
Barbados. Lo mismo cabe decir de un funcionario de Washington.
4.- ¿Estaría bueno poder predecir el futuro?
Si pudiera predecir exactamente cómo
me va a ir el día, me sentiría un poco muerto. La aleatoriedad es necesaria
para la verdadera vida. En el hábitat ancestral, los seres humanos nos veíamos
impulsados por estímulos naturales (miedo, hambre, deseo) que hacían que nos
ejercitáramos y nos adaptáramos a nuestro entorno. En la vida ancestral, toda
la vida se regía por estímulos aleatorios y no había nada, fuera bueno o malo,
que se pareciera a un trabajo. Era una
vida peligrosa, sí; pero aburrida, nunca. Es verdad que la vida de entonces
podía ser “breve y brutal” pero utilizar los aspectos desagradables de aquella
vida como el precio a pagar si evitamos las torturas modernas es un grave error
lógico. No hay razón para no desear las ventajas de las dos formas de vivir.
5.- ¿La fragilidad de una unidad hace más frágil al sistema?
En un sistema, el sacrificio de
algunas unidades suele ser necesario para el bienestar de otras unidades o del
todo. La fragilidad de cada empresa nueva es necesaria para que la economía sea
antifrágil. Lo que hace, entre otras cosas, que el espíritu emprendedor pueda
funcionar es la fragilidad de los emprendedores como individuos y su índice de
fracasos necesariamente elevado.
- Si cada
restaurante fuera robusto como unidad, y por lo tanto inmortal, el negocio
global se habría estancado o debilitado y lo mejor que serviría sería un
menú de bar, y con ello quiero decir un menú de bar al estilo soviético.
Además, sufriría los efectos de carestías sistémicas y, de vez en cuando,
se caería en una crisis total y tendría que ser rescatado por el gobierno.
La calidad, la estabilidad y la fiabilidad de los restaurantes se deben a
su propia fragilidad individual.
El aspecto más interesante de la
evolución es que solo actúa gracias a su anti fragilidad. Le encantan los
estresores, el azar, la incertidumbre y el desorden, y si bien los organismos
individuales son relativamente frágiles, el patrimonio genético se beneficia de
las crisis para mejorar su capacidad de adaptación.
Si cada accidente aéreo reduce la
probabilidad de que ocurra el siguiente, cada vez que quiebra un banco la
probabilidad de que quiebre otro aumenta. Debemos eliminar esta segunda clase
de error en nuestra construcción de un sistema socioeconómico ideal.
Mi caracterización de un perdedor es
la de alguien que después de cometer un error no reflexiona sobre él, no lo
aprovecha, se siente avergonzado, se pone a la defensiva en lugar de
enriquecerse con esta información nueva y trata de explicar por qué ha cometido
el error en lugar de seguir adelante. Las personas así suelen creerse
“víctimas” de un complot, de un jefe horrible o del mal tiempo.
Los
intentos de eliminar el ciclo comercial conducen a la madre de todas las
fragilidades. Del mismo modo que un poco de fuego aquí y allá elimina el
material inflamable de un bosque, un poco de daño aquí y allá en una economía
elimina las empresas vulnerables con antelación suficiente para dejar que
caigan pronto (y para que puedan volver a empezar) y minimizar el perjuicio a
largo plazo para el sistema.
6.- ¿Tu profesión es frágil o antifrágil?
La
modernidad hace que Extremistán aumente. Los efectos de “el que gana se lo
lleva todo” van a peor: el éxito de un escritor, de una empresa, una idea, un
músico o un deportista o es planetario o no es nada. Esto empeora la
previsibilidad porque casi toda la vida socioeconómica de hoy está dominada por
Cisnes Negros. Es como si nuestra sofisticación nos situara siempre por delante
de nosotros mismos creando cosas que cada vez somos menos capaces de entender.
Nada
que pueda hacer como escritor y que salga en la primera plana de las revistas
podrá ser perjudicial para mi libro. Prácticamente ningún escándalo puede dañar
a un escritor. Los artistas son antifrágiles.
Alguien
que gana poco más del salario mínimo, por ejemplo, un obrero de la construcción
o un taxista, no depende demasiado de su reputación y es libre de tener sus
propias opiniones. Es robusto.
Por
otro lado, un ejecutivo de nivel medio de alguna multinacional que cotiza en
bolsa, de esos que nunca se la juegan vistiendo de manera informal y que
siempre van con traje y corbata, es una víctima total de la antifragilidad de
la información. Un mando medio de un banco con una hipoteca es extremadamente frágil.
Con
pocas excepciones, quienes visten de forma extravagante tienen una reputación
robusta o incluso antifrágil; en cambio, quienes van bien afeitados y llevan
traje y corbata hasta en la plata son frágiles a la información sobre ellos.
7.- ¿Por qué le va bien a Dinamarca o a Suiza?
¿Cómo
puede ser que Dinamarca, uno de los países más felices del mundo (suponiendo
que la felicidad sea mensurable y deseable), tenga un Estado tan grande que
roza lo monstruoso? Es un caso similar al de Suiza. El Estado existe como
recaudador de impuestos, pero lo recaudado lo gastan los municipios por y para
los municipios, como por ejemplo destinando fondos a formación profesional en
función de lo que cada municipio considere necesario para responder a la demanda
de trabajadores por parte del sector privado. Las elites económicas tienen más
libertad que en la mayoría de las otras democracias, algo muy diferente del
estatismo que parece adivinarse desde el exterior.
8.- ¿Cómo hacer para que la gente arriesgue más?
Hay
datos empíricos de sobra que señalan que ofrecer a alguien una previsión
numérica al azar hace que esa persona se arriesgue más aunque sepa que la
previsión es aleatoria.
9.- ¿En qué empresas invertir?
Nunca pidas su opinión, su pronóstico,
ni su recomendación a nadie. Pregúntale simplemente qué tiene (o no tiene) en
su cartera de activos.
Creo que obligar a los investigadores
a comerse lo que cocinan siempre que sea posible solucionaría un grave problema
en ciencia. ¿El investigador científico que tiene ideas aplicables al mundo
real utiliza sus propias ideas en su vida cotidiana? Si lo hace, tómenlo en
serio. Si no, ignórenlo.
Warren
Buffet intenta invertir en negocios que sean “tan buenos que hasta los pueda
dirigir un idiota; porque, tarde o temprano, alguno lo hará.”
10.- ¿Por qué vivimos cada vez más?
Hay que recurrir a las técnicas
médicas cuando la recompensa en términos de salud sea muy grande (Ej: salvar
una vida) y sobrepase a todas luces su potencial daño. Lo mismo sucede con la
intervención de los gobiernos. En situaciones en las que los beneficios de un
medicamente, un procedimiento o un cambio nutricional o de estilo de vida
parecen pequeños (Ej: aquellos dirigidos simplemente a obtener un mayor
confort), nos enfrentamos a un “problema del tonto”. Al igual que sucede cuando
tratamos de considerar si un vaso está medio lleno o medio vacío, hay
situaciones en las que nos centramos en la ausencia de pruebas y otras en las
que atendemos más a las pruebas mismas. En algunos casos, podemos ser
confirmatorios, pero no en otros: dependerá de los riesgos. Ej: En el tabaco,
que, en un pasado no muy remoto, se consideraba que proporcionaba pequeñas
ganancias en placer e incluso en salud. Transcurrieron décadas antes de que su
efecto perjudicial se hiciera visible. Pero si alguien hubiera cuestionado las
bondades del tabaco, se habría encontrado con esa ingenua reacción típica del
falso experto: “¿tiene usted pruebas de que sea dañino?”.
Lo que hace la madre naturaleza es
riguroso hasta que se demuestre lo contrario; lo que hacen los seres humanos y
la ciencia es defectuoso hasta que se demuestra que no lo es.
Si de verdad queremos centrarnos en lo
estadísticamente significativo, nada hay en este planeta más próximo a la
significación estadística que la naturaleza, tanto por el dilatadísimo
historial de esta como por la obvia significación estadística que le
proporciona su gigantesca experiencia (es decir, por el hecho de que haya
logrado sobrevivir a tantos y tantos sucesos de Cisne Negro).
La esperanza de vida se ha
incrementado debido a la combinación de numerosos factores: la higienización,
la penicilina, el descenso de la criminalidad, la cirugía (cuando se dedica a
salvar vidas) y la labor de algunos profesionales de la medicina que intervienen
en situaciones que comportan grave riesgo para la vida de las personas. Comete
un serio error quien del hecho de que vivamos más gracias a la medicina infiere
que todos los tratamientos médicos contribuyen a que vivamos más tiempo.
Otro error típico de quien se deja
engañar por el azar es pensar que, como al esperanza de vida al nacer solía
estar en torno a los 30 años hasta el siglo pasado, las personas vivían
solamente 30 años. La esperanza de vida a los 20 años de edad se incrementó
solo desde 43 años adicionales (en 1900), hasta los 51 de 1950 y los 58 de
2002.