Paul Graham (crack
emprendedoril) resume al buen emprendedor en dos palabras: relentlessly resourceful. Esta definición es imposible de traducir
al español. Literalmente, significa “implacablemente ingenioso” pero en
realidad lo que significa es: Lleno de
iniciativa y capaz de resolver problemas usando la creatividad efectivamente, severamente
implacable, estallante de determinación.
Cuando estaba en la
secundaria, estaba obsesionado con tres cosas: levantarme minitas, fundar
empresas e irme a vivir solo. Tenía planeado irme a vivir solo a los 18. Cuando
terminé el colegio, lograba cumplir los dos primeros objetivos pero había
decidido posponer el tercero para los 21. A los veinte, estaba más solo que Tom
Hanks en Cast Away sin Wilson y, después de dos años gloriosos de
funcionamiento cual relojito suizo, se había fundido mi primer emprendimiento.
Recién arrancaba a laburar en relación de dependencia en un estudio contable
por dos pesos. No perdía las esperanzas y, lo que me sobraba de mis timbas
bursátiles, lo gastaba en muebles (para mi futura mudanza), pero estaba difícil…
Recién en el 2011 (a los 23), la esperanza resucitaba con un laburo en relación
de dependencia de 4hs en una multinacional decente y un emprendimiento que
venía generando ganancias desde el primer mes de operaciones. En Septiembre del
2011, me
fui a vivir solo dependiendo de ese sueldito y de los dividendos de “SUR
Rent a Car” (mi nuevo flamante emprendimiento). Con estos dos ingresos, llegaba
justito a fin de mes.
En ese momento, mis
viejos me decían que estaba desquiciado: Me estaba yendo a vivir solo con un
sueldo no-efectivo (estaba como “becario” / ”pasante” así que me podían rajar
en cualquier momento sin pagarme indemnización) y con un ingreso potencialmente
inexistente de un negocio que, después de algunos meses de éxito, prometía una
TIR del 100%.
Una semana después de irme a vivir solo, mi jefe me llamó a su oficina. Cerró la puerta. Nunca cerraba la
puerta para hablar de laburo. Al cerrarla, creí que me iba a hablar mal de
alguno de nuestros compañeros sentados afuera (¡y por eso cerraba la puerta!).
Media hora pasó: Hablamos de todos los temas laborales que estaban abiertos, no
se habló mal de nadie y la puerta seguía cerrada. Empezó a intrigarme la
incongruencia de la situación: ¿Para qué cerrar la puerta para hablar de lo que
siempre hablábamos con la puerta abierta? Como para meterle un primer desafío
copado al hecho de vivir solo, la reunión terminó con: “Lamentablemente tenemos
que reducir presupuesto y tu puesto dejará de existir. Te podés quedar durante el
próximo mes de Octubre.” OK.
Ese mismo mes me
llega una carta documento de uno de los choferes que laburaban con los autos
que nosotros le estábamos alquilando en ese momento a una remisería. La
historia terminó en el Ministerio de Trabajo de Lanús arreglando con el
individuo y pagándole a dos zánganos abogados (el nuestro y el de la otra
parte). El glorioso negocio pasó de dar utilidades netas de $ 10.800 mensuales
(tres luquitas seiscientos -aprox USD 900- para mí) a estar, en el fatídico mes
de Octubre del 2011, en 22 lucardas de caja negativa…
En Noviembre del
2011, ya no tenía un ingreso laboral, tenía que garpar alquiler y demás yerbas
(sin reconocer el fracaso frente a mis viejos que lo habían previsto) y tenía
que cubrir miles de pesos mensuales que se escurrían en “SUR Rent a Car”. El
12/12/11 choca fulero uno de los tres autos que teníamos en alquiler. El
seguro, por primera vez, no nos cubre el siniestro. Ese mismo mes tuvimos que
vender ese auto en la mitad de su precio de mercado para poder cubrir los otros
gastos que generaba el negocio que ya estaba al borde del desastre… Estábamos
obligados a liquidar lo que quedaba para salir limpios del desastre.
En tan sólo un mes
habían desaparecido mis dos fuentes de ingreso. El fracaso empresarial me había
succionado todos los ahorros que me quedaban. No podía pedirle guita a mis
viejos: Habían anticipado que esto iba a pasar, pero… ¿en un mes? Era ridículamente
poco tiempo para fracasar y quedar como un pelotudo. Me tenía que poner
creativo para salir adelante sin bajar la cabeza.
…¡y este fue un
momento de “revelación”!
Toda esta situación hizo
que me diese cuenta de que estar con la espada contra la pared aprentándome la
garganta, con una gotita de sangre empezándome a salir de la yugular, me daba
impulso para ser creativo y ponerle más ganas a las cosas.
En ese momento, me
armé un “marketplace” artesanal en FB y ofrecí todo lo que tenía (inclusive las
cosas que necesitaba). Vendí mi impresora, mi PC, mi TV, ropa, muebles… Cobraba
en efectivo para usar esa guita para pagar el alquiler y, lo que vendía pero
necesitaba, lo reemplazaba re-comprándolo en 24 cuotas sin interés. Dejé de
pagar las expensas. Le ofrecía a mis amigos por mail, por FB y en persona los
descuentos que tenía con mi tarjeta de crédito. Salía con quienes tenían que
comprar algo de shopping, yo les pagaba con tarjeta en cuotas y les cobraba en
efectivo. Esta “bicicleta financiera” me permitía seguir vivito y coleando sin
pedir ayuda. Festejé mi cumpleaños para no dar señal de debilidad: Compré cajas
de Doctor Lemon’s en Groupon y, con una maniobrita de descuento sobre descuento,
terminé pagando cero (¡cero!).
Uno de los últimos
días de Octubre (mientras se fundía mi negocio y cerraba mi ciclo de laburar en
relación de dependencia), una compañera me pide plata al salir de la oficina
para tomarse un tacho: Tenía mis últimos $ 50 en efectivo en la billetera. Al
prestarle mis últimos pesos, sentía un paralelismo mágico con “The Pursuit of
Hapiness” del amigo Will Smith.
Mandaba CVs (con
varias magias creativas) para todos lados y conseguí laburo de toque. El primer
trabajo que conseguí era una mierda: Renuncié en una semana. Mi jefe, cuando le
dije que me iba, me dijo: “Te tendría que
cagar a trompadas.” Me puso feliz. Me estaba yendo de un lugar de monitos
incivilizados. El hambre no me iba a hacer aceptar cualquier mierda.
Me quedaba un único
par de zapatos que estaban agujereados en el pie derecho. Me llamaron desde
Tenaris (empresa donde laburaba antes 4 horitas y me habían echado). El día de
la entrevista llovía zarpado. Llegué a la entrevista con una pileta en el pie:
No podía concentrarme en nada que se hablaba en la reunión (mi mente era: “pie,
pie, pie”). Al toque, entré a laburar en un estudio contable donde la gente ya
había descubierto el fuego e inventado algunas herramientas (aka: ¡era
civilizada! :D). Trabajé tres meses allí. Volví a Tenaris (esta vez con sueldo
de profesional) y me quedé con un cliente del estudio (pasé de cero a varios
miles de ingreso mensual).
#Cierre: Espectacular
escena. Gran película "The Pursuit of Happyness": No llegué ni cerca a pasar por los desafíos que tuvo que atravesar Chris Gardner, pero fue el momento de mi
vida en el que estuve más cerca…
El segundo semestre
del 2011 fue un punto de inflexión en mi vida. Estaba al borde del desastre
pero muy feliz y en un estado muy “relentlessly resourceful”.
Increíblemente, tan
sólo tres años después (habiendo ahorrado e invertido +50% de mi ingreso todos los meses), es muy probable que cierre el 2014 con un Patrimonio
Neto de más de $ 700.000 y activos por más de $ 500.000. Argentina, país
generoso.
Salí de las crisis a
lo macho: ¡Dales masa sin asco!
1 comentario:
Increible historia! Te felicito por lo alcanzado y ya que estamos pido mas notas sobre finanzas personales! Abrazo
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