Hace poco arranqué a
desprenderme de cosas (materiales e inmateriales):
- Hice trueque con libros en Av. Corrientes: Cambié 100 libros míos
por aprox. 20 libros que usé como regalos de cumpleaños (¡cubriendo más de
la mitad de los regalos cumpleañeros del año! ¡alto ahorro!).
- Reemplacé mi PC de escritorio con tremendo monitor de 24’’,
gabinete gamer y demás yerbas por la notebook Lenovo más barata (básica y
de sólo 2 kilitos)
- Limpié mis favoritos del Google Chrome, en casa y en el laburo:
Tenía más de 500 páginas favoriteadas que se convirtieron en una única
barra de doce marcadores.
- Regalé más de 200 revistas viejas (aprox. 70 kilos de papel
reciclable).
- Tiré el 90% de los apuntes de la facultad.
- Regalé todos mis CDs y DVDs (hasta el último)
- Regalé los cuatro relojes de mano que tenía. Ya no uso más reloj.
- Borré todos los ebooks, todas las canciones y todas las películas
que tenía en mi PC (si quiero leer, escuchar o ver algo, me lo bajo de
nuevo y listo)
- Vacié el disco rígido externo que tenía (de 1 TB), para venderlo.
- Tiré mis zapatillas viejas.
- Tengo en venta cuatro muebles.
- Pasé de usar 350GB en mi PC a usar 90.
- Regalé tres de los cuatro pendrives que tenía.
- Reduje las categorías de este blog a cinco: Economía, Economía
Conductual, Emprendedorismo, Finanzas Personales y Misceláneos.
- Ahora, todos los productos de baño que usamos con mi novia, entran
en un único canasto de 20x30cms.
- Regalé varios jeans, camisas y remeras.
Estas pequeñas acciones me hicieron preguntar… ¿Cómo vivir con menos? ¿Qué significa “libertad” para cada uno? ¿Cuáles son los beneficios de tener menos cosas? ¿Cuánto es “menos”? ¿Hasta qué punto suma tener menos?... Estas preguntas me llevaron a encontrar toda una movida detrás del “Owning Less” que viene a ser como un movimiento minimalista en relación al consumo (locura :P). Es jodido alcanzar la “claridad” suficiente como para dar un paso atrás y analizar la propia vida. Sin embargo, entre investigación y conclusiones propias, encuentro, a vuelo de pájaro, más que una docena de razones que responden a la tercera pregunta de este preguntómetro anterior: ¿Qué beneficios te trae tener menos?
- Te ayuda a controlar tus finanzas (aka: gastarás menos)
- Te hace más eco-friendly: Tener menos genera menos basura
- Te saca de la clásica comparación pedorra con tus pares (en
zapatillas, celulares, autos, casas o lo que esté de moda en tu clase
social)
- Te da libertad: Más allá de lo financiero, tener menos genera una
sensación muy parecida a salir a la calle sin nada en absoluto. Para mí,
tener menos, se parece mucho a lo que hacía cuando iba a la facu los
sábados: Salía de mi casa sin absolutamente nada (sin mochila y con shorts
deportivos sin bolsillos) y me sentía genial.
- Te simplifica la limpieza y el orden de tu casa.
- Te ahorra tiempo y te suma foco. Tener muchas cosas (o lo que es considerado
“normal” por la clase media argentina) te lleva un montón de tiempo de
mantenimiento. Tener menos te hace más eficiente en la vida en general:
empezás a verte con más tiempo para lo importante (pasándole por encima a
lo trivial: mantener limpia y ordenada una biblioteca de 500 libros que
nunca jamás volverás a leer no tiene sentido). Además, todo lo que comprás
lo pagás con tiempo (el dinero ES tiempo!), así que cuanto menos
“necesites” menos necesitarás laburar.
- Ir para adelante te será mucho más fácil. No quedás atado a lo que
fue tu pasado y dejás de mirar para atrás (el reflejo de esas cosas que
compraste en las vacaciones de hace diez años o en los 25 regalos de tu
ex)
- Te hace más adaptable. Tener un par de muebles y 20 canastos de
posesiones (frente a tener 20 muebles y 200 canastos) te hace ser más
flexible ante los cambios: ¿Cuál de los dos ejemplos puede decir que “sí”
con más facilidad a una nueva oferta de trabajo, a una nueva oportunidad
en otra ciudad o a una aventura inesperada? ¿El que tiene que preocuparse
por qué hacer con los trastos que le llenan 10 habitaciones o el que tiene
pocas cosas?
- En un momento en que el metro cuadrado en cualquier zona civilizada
de la Argentina sale carísimo (tanto para comprar como para alquilar),
podés elegir vivir en una casa o en un departamento más chico. No
necesitarás una habitación entera para tus bibliotecas o dos cuartos extra
para tu guardarropa y el de tu pareja.
- Te será más fácil parecer canchero: ¡el minimalismo está de moda!
- Te será más fácil elegir qué hacer de tu vida. Si consumís mucho y no ahorrás un joraca, no podés sobrevivir ni un mes sin laburar. Si en tu
laburo sufrís como un condenado, te lo tenés que bancar igual. Si consumís
poco y ahorrás mucho, en muy poco tiempo vas a tener ahorro suficiente
como para sobrevivir muchos meses sin laburar. Si en tu laburo sufrís como
un condenado, podrás renunciar y comer fideos por un par de meses hasta que consigas morfar de un laburo más copado.
- …y la última (y no por eso menos importante): Te facilita muchísimo
las futuras mudanzas (que, está comprobado, son uno de los momentos más
estresantes de la vida pisándole los talones a las muertes y los
divorcios)
Si tu principal
preocupación financiera es decidir cuál será el próximo artículo que
upgradearás, muy probablemente estás al horno con papas. ¿Un nuevo celular? ¿Un
nuevo par de zapatos? ¿Una nueva tele? ¿Un departamento más grande? ¿Un nuevo
sillón? Bull-shit...
El guión de la vida
moderna de clase media está clarísimo y casi nadie lo cuestiona (para después
poder decidir si ese guión va bien con lo que uno es y quiere en la vida):
Cuando somos chiquititos entramos en el jardín donde nos enseñan a aprender.
Unos años más tarde, atravesamos dos estadios académicos (primaria y
secundaria) donde, si estudiamos alguito, nos ganamos el privilegio de ir a la
facultad. Por suerte, en Argentina, uno no debe endeudarse para pagar por su
educación universitaria (pero sí invierte tiempo: mínimo cuatro añitos extra).
Después, para muchos, empieza “la vida real”: conseguir un laburo estable donde
nos tomen por portar el papelito de colores que nos entregaron en la facultad.
Te conseguís una pareja. Al trabajar “establemente” y tener pareja “estable”,
te endeudás y te mudás de la casa de tus padres a un hogar propio (pero hipotecado), al cual
llenás de cosas. Te casás. Tenés hijos. Te ascienden en el trabajo, por lo que
te endeudás más para mudarte a una casa/departamento más grande que llenás de
más cosas. Seguís así en este ciclo por otros treinta y pico de años. Llegás
a “la tierra prometida”: la jubilación. Recién ahí podés disfrutar de tu
trabajo duro, estando soberanamente al pedo.
No hay nada malo con
este guión. Siempre y cuando quieras una vida así. ¿Querés una vida así?
Preguntatelo mientras le pegás un vistazo a esta TEDx Talk.
1 comentario:
Siempre tengo en mente este post y releerlo cada tanto ayuda a mantenerse enfocado. Muchas gracias!
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