Ingreso de gerente, gastos por $ 3.500, cuatro meses sin internet y 86 días sin agua caliente

Estoy ilusionado. Conozco mucha gente más viva que yo, más inteligente que yo, más sociable, más conectada, más laburadora… pero no conozco a nadie que, ganando lo que gano, decida vivir como viví el último año.

Las mañanas de Enero empezaron con una rutina que se veía así… Levantarse. Sin agua caliente. Sin ducha. Sin televisión, internet, telefonía fija ni celular. Sin muebles. Tomarse el subte repleto a lo ganado. Preocupación por deudas por todos lados: en pesos, en dólares y en especias…


Sobre esto: La pobreza no es falta de recursos, sino falta de acceso a las personas y a las cosas que podrían potenciarte. La pobreza es, siempre, de acceso. Uno puede ganar acceso con el nacimiento (cuna de oro, rodeada de gente potenciadora) o con la guita, pero ninguna de las dos son condiciones necesarias ni suficientes. Podés nacer rodeado de gente potenciadora y no aprovecharlo. Podés hacer guita y no rodearte de gente que te potencie. Podés nacer sin cuna de oro ni haber hecho guita (aún), y sí haber logrado rodearte de gente potenciadora.

Hoy, unos meses después de ese extremo, estamos, con mi novia, en punto de inflexión de la “pobreza” material de nuestro último año: Seguimos endeudados, pero sin obligaciones mensuales que subyugan nuestro estilo de vida clasemediero. Vuelven los ocasionales taxis, las salidas a restaurantes y las vacaciones. Superamos con creces la meta de ahorrar como un catarí (+62% del ingreso, ahorrado e invertido.).

Tengo mucha sed de imperio y, sin este breve período de “hambre”, a largo plazo, no tenía chances de competir con los hijos de la sangre azul argenta por el “meaningful work” disponible en esta vida (el trabajo significativo/relevante/trascendente). Ahora sí. ¡Atentis Bulgheroni Jr y Eurnekian Jr! Estoy con envión y me comeré en un Paty a cualquiera que venga a competir a mi mercado. ¡El laburo autónomo, complejo, trascendental y con correlación entre esfuerzo y recompensa será mío!